Premiado como mejor Director de RRHH en 2019, Guerra es una mente en constante ebullición que, además, sabe enseñar a pensar. Quizá por eso también ha sido reconocido con el premio a la excelencia docente por la Cámara de Valladolid. Y es que su intensa labor ejecutiva tiene un reverso pedagógico como recordado profesor en diferentes programas de excelencia académica en Recursos Humanos. Conoce bien a los jóvenes y el escenario que les espera. En 2021 asumió una responsabilidad cincelada a su medida, la de ponerse al frente de la Fundación Empresa Familiar de Castilla y León desde la que se está convirtiendo en pionero a la hora de impulsar la empleabilidad y motivar al sector empresarial de una forma profesional, creativa, práctica y cercana. Alberto Guerra ofrece respuestas e itinerarios a los requerimientos que el mercado laboral del siglo XXI reclama. Y ese camino solo acaba de empezar.
Tras la publicación de la Ley Orgánica de Integración y Ordenación de la Formación Profesional y del primer análisis del Real Decreto de Ordenamiento de la Formación Profesional, el protagonismo de las empresas se evidencia a lo largo de la extensa regulación. Son innumerables las referencias en su organización y gobernanza, y se desprende una voluntad de colaboración público-privada en la que, desde la Fundación Empresa Familiar de Castilla y León, creemos como parte de nuestro propósito fundacional. No obstante, cuando analizamos el articulado, el contexto económico y social y la realidad de las compañías en el día a día estamos más convencidos de que es el momento del facta, non verba.
Es el momento de acercar las empresas a los centros de educativos, y viceversa. Desde Fundación Empresa Familiar de Castilla y León estamos convencidos de que desarrollar iniciativas, en un marco de colaboración público-privada desde edades tempranas, como Empresa Familiar en las Aulas, o con jóvenes entre 18 y 25 años en la creación de una Guía de Aulas de Emprendimiento en FP, nos va permitir fortalecer esta fórmula empresarial, la figura del empresario familiar y la FP como itinerario de éxito. Con esas dos iniciativas también pretendemos impulsar la cultura del esfuerzo, el riesgo y la iniciativa como valores que deben estar presentes en la sociedad.
Permítanme varias reflexiones: ¿son estos los mensajes presentes en el día a día? ¿Podemos pensar en formar parte de la cogobernanza de Formación Profesional mientras se incrementan costes sociales, responsabilidades y se manifiestan opiniones negativas de las compañías?¿Procede poner en duda el papel de las empresas en la sociedad?
Es también el momento de la orientación a la comunidad educativa desde una única dirección: la del empleo; la que el tejido productivo necesita. Una orientación a lo largo de toda la vida …..En este sentido, nuestra Fundación ha desarrollado una Guía de Orientación para que los jóvenes conozcan su IKIGAI o propósito de vida. Que visualicen los puestos de trabajo demandados, las competencias necesarias y cómo son nuestras empresas para que toda esa información sea procesada por nuestros jóvenes a los itinerarios formativos que demandará nuestra sociedad en el futuro. Y lo estamos haciendo desde una única orientación vocacional y profesional, aglutinando el conocimiento de expertos, sin pensar a qué estructura educativa o de empleo pertenecen. Una orientación a lo largo de la vida que conozca la realidad de nuestras compañías, de nuestros centros educativos, que permitan ayudar al abandono escolar y a la sobrecualificación como males que nuestra sociedad no puede permitirse
Llegados a este punto toca, además, plantearse si nos estamos dirigiendo a los jóvenes en el lenguaje que utilizan en su día a día. Utilizando, por ejemplo, herramientas de realidad virtual, aplicaciones móviles o recursos como la gamificación. ¿Verdaderamente nos implicamos en ayudarlos? ¿Todos los agentes que participamos en la orientación lo hacemos en la misma dirección? ¿Tenemos desarrolladas estrategias de orientación?
¡Qué gran avance introducir el conocimiento del talento senior en la comunidad educativa! Por fin los expertos senior docentes y de empresa junto a otras figuras que aparecen en la Ley Orgánica y el borrador del RD de Ordenamiento de la FP estarán presentes en la educación. Pero ¿estamos reconociendo y facilitando a estos profesionales y a las empresas el camino para que puedan transmitir su conocimiento? ¿Podrán compatibilizar con su tiempo de trabajo? ¿Por qué no establecemos mecanismos compatibles con la jubilación total o parcial? Y, sobre todo, no traslademos a estos profesionales, ni a las empresas, responsabilidades que consigan que esta labor, tan necesaria, deje de ser atractiva para ellos. A modo de ejemplo, aquellas relativas a la evaluación del alumnado.
Necesitamos que las figuras de aprendiz y maestro estén más vivas que nunca adaptadas a las pequeñas y medianas empresas. Pensemos que estas compañías son necesarias como estrategia de país, son las que van a vertebrar nuestro entorno rural y las que van a integrar a esos jóvenes que tanto y tanto necesitamos. ¿Les vamos a ayudar? ¿Las iniciativas de corresponsabilidad están pensadas para esas PYMES de estructura mínima? ¿Tendrán el tiempo y el conocimiento mínimo para evaluar y participar del contenido curricular que necesitan? ¿Podrán asumir las responsabilidades que se derivan, por ejemplo, de incorporar al alumnado, menor de edad, desde el primer año de un ciclo formativo? ¿El próximo “Estatuto del Becario” habrá tenido en cuenta a estas empresas?
Nos encontramos ante una oportunidad única de transformación de la Formación Profesional y de la apuesta de la empleabilidad de nuestros jóvenes pero, permítanme que a veces ponga en duda que vayamos en la dirección correcta. Soy consciente de que Aliquando bonus dormitat Homerus, de que cualquiera puede cometer errores, evidenciar contradicciones y equivocarse a la hora de implantar políticas. Estamos a tiempo de resolver estas reflexiones, pero tempus fugit.
Alberto Guerra
Director de la Fundación Empresa Familiar de Castilla y León