Suyas son 7 patentes farmacéuticas entre Europa y Estados Unidos, 20 publicaciones especializadas y varios reconocimientos como el Premio Nasdaq que en 2015 lo señaló como el mejor directivo del mundo menor de 50 años.
Esa fertilidad merecidamente galardonada ha tenido, además, su traslación al mundo de la empresa como fundador de 1team2think, Pharmakem y TIS, tres compañías de sectores diversos que no son más que el reflejo de quien hoy, en Tradichem Group, continúa desplegando su virtuosismo.
Bienvenidos a la nueva normalidad. Comienza el curso escolar y el curso laboral tras las vacaciones de verano, y seguimos escuchando esta frase que se repite en el mundo postpandemia. Los medios de comunicación nos trasladan una visión en la que tenemos que asumir que la subida de los precios de productos y servicios para todos los hogares y empresas españolas no es coyuntural, sino que, previsiblemente, nos enfrentamos a un cambio económico de cierto recorrido.
La incertidumbre sobre cómo se resolverán los diversos acontecimientos macroeconómicos y que confluyen en que la oferta es inferior a la demanda y en el incremento notable de los costes de producción genera una tormenta perfecta para catapultar la inflación, generar miedo en los consumidores y la consiguiente contracción económica.
Este escenario adelantaría un entorno de ralentización en el crecimiento de la inversión industrial. Sin embargo, es precisamente ahora cuando debemos prestar mayor atención, como país, a las oportunidades que industria y tecnología nos ofrecen y apostar por la generación de un tejido industrial sólido en España que nos permita la mejora de la competitividad y la simplificación en la cadena de suministro.
Y todo ello considerando que falta un punto relevante que está por venir: el incremento de los costes salariales para equilibrar el poder adquisitivo de las familias. En este contexto, en las empresas que ya tenemos en nuestro haber la subida del coste de materias primas, energía y costes de producción en general, tendremos que asumir en el corto plazo el ajuste al alza de los salarios.
El escenario no puede ser más desalentador. A pesar de todo ello, debemos recordarnos que la apuesta por la generación de tejido industrial, y la creación de nuevos procesos tecnológicos se realiza con una perspectiva de medio y largo plazo y que el impulso privado requerirá de todo el apoyo posible de las administraciones.
Tengamos en cuenta las siguientes consideraciones:
– Los países con un valor añadido bruto industrial más alto presentan una menor tasa de desempleo. (Algo parecido ocurre para diferentes regiones de un mismo país).
– La industria, al ser un sector más abierto a la competencia internacional, parece razonable que, en épocas de ajuste,repercuta más en los salarios reales que en el empleo. Estos ajustes se recuperan posteriormente en las épocas de auge, por lo que la mayor flexibilidad salarial no supone, a largo plazo, una menor remuneración real por trabajador. De hecho, ocurre probablemente lo contrario.
– Los países con mayor industria manufacturera registran menor déficit comercial. Específicamente, por cada punto porcentual que la industria manufacturera aumenta con respecto al PIB, la balanza comercial mejora un 1 por 100.
– Los países que cuentan con un sector manufacturero fuerte (y, en menor medida, con un sector agrícola fuerte) tienden a tener un mayor superávit comercial (y por cuenta corriente). Por el contrario, los países con un sector de servicios fuerte (o con un sector manufacturero y un sector agrícola débiles) tienden a registrar déficits comerciales.
– Los países y las regiones en las que la industria tiene un peso relativo más elevado presentan unos mejores datos de calidad del empleo: menor precariedad y mayor estabilidad.
En el diagnóstico sobre la importancia de la industrialización en el desempeño de cualquier economía avanzada, e incluso en periodos de incertidumbre como el actual, es evidente la relación entre innovación y peso industrial. De ahí que:
– Los países o las regiones con un mayor peso del sector industrial invierten más en I + D y tienen un mayor empleo de calidad y con un mayor porcentaje de su población ocupada dedicada a la investigación.
– Los territorios con un mayor peso industrial disponen de un mayor grado de innovación y crecimiento de la productividad a largo plazo a través de la implementación de nuevos procesos, la generación de productos y los nuevos servicios..
Somos conocedores de la existencia de El Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE), que prohíbe a los Estados miembros conceder ayudas a empresas, para evitar que las que las reciben se sitúen en una situación de ventaja con respecto a sus competidores. El legislador debería tener en cuenta que en la actualidad la UE apenas representa un 15 por 100 de la economía mundial. Y que el tamaño relativo de una empresa no debe medirse en relación con el perímetro europeo, sino con el perímetro global. Asimismo, el grado de concentración de un sector no debe medirse en relación con el mercado europeo, sino con el perímetro global.
Si hubiera existido una política de competencia en Estados Unidos, Corea o China similar a la europea, probablemente no existirían Apple, Amazon, Samsung o Alibaba, Dicho de otra forma, no habría sido posible que en la UE surgiesen empresas del tamaño de los actuales gigantes mundiales, pues las autoridades europeas habrían impedido semejante ganancia de tamaño
Finalmente, y a pesar de esta coyuntura mundial, que afecta especialmente a países menos industrializados como lo es España, convendría recordar que es nuestra responsabilidad, y casi nuestra obligación, la de no caer en el desánimo y que junto con nuestro esfuerzo y nuestra actividad empresarial diaria, debemos acercarnos a las administraciones locales, autonómicas, estatales y europeas para el impulso de todas aquellas actuaciones que redunden en el crecimiento empresarial, tanto las dirigidas al emprendimiento, como las que suponen un desincentivo a la hora de aumentar el tamaño de nuestra organizaciones, que se traduce directamente en el aumento de la calidad del empleo, la innovación y la competitividad.
José Angel Marañón
Vicepresidente Ejecutivo y partner de Tradichem Group