El día de Navidad de 2022 será, sin duda, el domingo más recordado de este año. El domingo más bullicioso, familiar y entrañable. A lo largo de la historia, sin embargo, otros domingos han marcado a los españoles y a la propia Navidad aunque, en un primer momento, nadie se lo podía imaginar.
Aquel 28 de octubre de 1956 también era domingo y también fue familiar, bullicioso y memorable entre los poquísimos españoles que se podían permitir un televisor (unos 600) para ver en directo uno de los grandes acontecimiento de ese año: el inicio de las emisiones de la televisión de su país. Eran las 20:30 horas y un discurso y una misa completaron la primera, minoritaria e histórica emisión. Tampoco aquel domingo se les olvidó a quienes lo vivieron. En ese instante nadie fue capaz de dimensionar la trascendencia de aquel nacimiento.
Nuestra vida, nuestro ocio y, por supuesto, nuestra Navidad también cambiaron para siempre desde que apretar un botón en la que algunos han llamado «la caja tonta» nos devuelve una imagen en movimiento. Pero esa caja, que con el paso de los años ha ido perdiendo profundidad y ganando nitidez, de tonta tiene muy poco pues ha sido capaz de despertar en el ser humano emociones durante décadas inalcanzables para el resto de medios de comunicación.
El poder seductor de la voz radiofónica y su teatralidad ha generado multitud de reacciones e incluso ha llegado a atemorizar a países enteros gracias a ficciones ejecutadas con maestría. Nos ha emocionado profundamente. La llegada de las 625 líneas limitó la imaginación y magnificó la carga emotiva gracias al apoyo de la imagen.
Aunque su capacidad para emocionar es aún muy poderosa, desde la llegada de la tele el mensaje radiofónico pierde peso emotivo. Las ondas electromagnéticas fueron poco a poco desbancando a las hertzianas cuando se trata de llegar al corazón.
Hasta ese momento la creatividad había sido coto privado de la bien considerada prensa escrita y de la imaginativa radio cuyas cuñas aprendieron a jugar con el humor antes que con los sentimientos por aquello de que los juegos de palabras y la entonación son más sencillos de activar para resultar memorables.
Pronto se dieron cuenta los creativos de que aquella caja estaba llena de posibilidades y en los 60 iniciaron un asalto a la Navidad que en un principio, más imaginativo que emocional, cargaba la suerte en los jingles que pronto se añadieron a nuestros recuerdos. El anuncio de ‘Las muñecas de Famosa’ ha dejado en nosotros un poso como legado musical pionero asociado a la niñez. Para muchos es el punto de partida y de su primer día en televisión han pasado ya 50 navidades.
Lo sucedido desde entonces es el reflejo de una evolución social y tecnológica que se trasladó a lo emocional para tocarnos el corazón como en ninguna otra época del año. Y ese es el recorrido que traza este informe desde entonces a la actualidad poniendo la vista en el anunciante español aunque mirando de reojo a alguno de esos spots foráneos que dejaron huella.
Para muchas personas supondrá el despertar de un recuerdo dormido. Para otras un agradable viaje a una época de preciosa espera, de regalos, de seres queridos, de pocas preocupaciones y de genialidad hecha anuncio. El anuncio de que algo muy bonito está a punto de suceder.