Apoyar la cultura desde los cimientos. PROSOL y el Premio PROARTE

Era 1998 y sobre un amplio terreno del emergente parque industrial de Venta de Baños (Palencia) se apilaban tuberías por cientos. Un rosario interminable. Colocadas una detrás de otra recorrerían la distancia que separa la localidad de la vecina Villamuriel de Cerrato. En cuestión de semanas, el café ya corría por las venas metálicas de aquella nave rematada con un enorme rótulo en el que se leía PROSOL.

El sueño de tres amigos tomaba forma y pronto comenzó a hacerse un hueco en el mercado español haciendo gala de una capacidad de adaptación meteórica, sabiendo leer las señales y tomando las decisiones oportunas en el momento adecuado, como cuando en 2012 comenzó a fabricar cápsulas de café. El futuro había llegado en pequeñas dosis y PROSOL no fue ajeno a aquella revolución, pero no sacrificó el camino recorrido de modo que, lejos de destinar todos sus recursos a esa revolucionaria línea de negocio, lo incorporó a su día a día.

La compañía no ha dejado de crecer desde entonces. Alineada de una forma decidida con la sostenibilidad, pronto se acomodó en el sector de la mediana empresa española, ese cuyo techo marca una facturación anual de ocho ceros y que por momentos ha estado a punto de abandonar para mirar aún más alto. 13 millones de tazas de café recorren cada día aquellas tuberías que forjaron un sueño para llegar a más de 30 países.

Y en todo ese proceso, como parte esencial de los éxitos, un equipo de más de 300 personas que han encontrado en la empresa algo más que un lugar donde labrarse un futuro. A través de un amplio programa de iniciativas de contenido social, ven recompensados sus esfuerzos y sienten orgullo de pertenencia a una #marca que no descuida los detalles. El programa PROMUEVE es el eje de esa forma de entender la relación con la sociedad. Bajo su paraguas han ido creciendo proyectos de apoyo a la formación, al patrimonio histórico, al deporte y el bienestar o a la cultura. Y es ahí donde se enmarca PROArte, la última de sus propuestas.

España acababa de confinarse y las reglas del mercado estaban cambiando pero PROSOL no quiso perder de vista ese horizonte social. Comprometidos desde hace años en el apoyo a la Escuela de Órgano de Palencia, la empresa había demostrado con creces una especial sensibilidad hacia la Cultura, un activo que conciben como esencial en el desarrollo de un país. Para reforzar ese apoyo pensó en el eslabón más débil de la cadena, el de los creadores emergentes. Artistas que asoman al mundo del arte en un contexto especialmente complicado que se suma a las dificultades a las que deben hacer frente los recién llegados.

PROARTE nos pidió colaboración para desarrollar su propósito. Quería echar una mano y aportar valor… y entonces recurrimos a él. Gonzalo Páramo, artista palentino que fusiona ciencia y naturaleza en sus creaciones y al que se le planteaba un interesante desafío. En cuestión de días, Páramo convirtió varias cafeteras condenadas a desaparecer en auténticas joyas de coleccionista. Era el primer paso de una iniciativa que daría lugar a un premio artístico sufragado con el dinero obtenido gracias a esas herramientas de trabajo convertidas en piezas únicas. Seis restaurantes de renombre y el futbolista Álvaro Morata se hicieron con una de ellas. Otra, bautizada como ‘Los rostros de la pandemia’, regresó a PROSOL tras el cambio de cara. El gesto de todos ellos terminó de darle forma al primer premio PROARTE para jóvenes artistas menores de 30 años, que se falló a final de año.

María Elisa Rivera fue la joven ganadora gracias a una obra capaz de encontrar arte en la aparente fealdad. A través de su mirada novel quiso reflejar el paso del tiempo y obró la paradoja con enorme virtuosismo. Obtuvo, por ello, un premio de 3.000 euros que la ayudará a seguir construyendo su sueño de consolidarse como artista cerrando de esta forma el círculo de una empresa que una vez soñó una joven de 28 años que vendió su coche para emprender una aventura que escribe nuevos capítulos a diario.

La respuesta social fue inmediata y el apoyo, masivo. El mensaje de PROARTE caló fuerte en redes, donde las interacciones se han sucedido a lo largo de seis meses y el interés ha ido en aumento. Por eso, perpetuar el premio forma parte ya del deber social autoimpuesto por PROSOL. El II Premio PROARTE calienta ya motores y ahí estará PUENTIA para seguir cumpliendo sueños.

Accede a más información sobre PROARTE desde este enlace