93 años del discurso de Navidad de Herbert F. Johnson

En la víspera de la Navidad de 1927, Herbert F. Johnson, presidente de SC Johnson, solía hacer lo que todos los años: anunciar a sus empleados cómo se había cerrado el ejercicio y compartir con ellos cuál era el futuro que se dibujaba para la empresa. Era un día importante en la compañía; desde hacía una década los empleados recibían una paga de ganancias en función de los resultados. Muy pocos hasta el momento habían compartido con su plantilla su visión estratégica y mucho menos las ganancias a través de una paga extraordinaria. La empresa familiar de cera para suelos en aquel entonces estaba en pleno periodo de expansión. En diez años sus productos se vendían ya en Europa, Canadá, Australia y en todo Estados Unidos. SC Johnson no paraba de crecer. Lo hacía en beneficios y en número de empleados. Lejos quedaba aquel local que regentó su padre en Racine, Wisconsin. Aquel día, Herbert, un año más, se dirigió a sus empleados. Su discurso fue tan brillante que sus palabras son hoy el ADN que inspira los valores corporativos de esta compañía multinacional que sigue siendo familiar (quinta generación) y que tiene más de doce mil empleados en todo el mundo. Este es un extracto de sus palabras aquella Navidad de 1927, una lección sobre marca, reputación y comunicación que 93 años después sigue vigente:

«Cuando todo está dicho y hecho, este negocio no es más que un símbolo. Y cuando traducimos esto, descubrimos que significa que muchas personas grandiosas tienen una buena opinión de sus productos, y que una gran multitud tiene fe en la integridad de los hombres que fabrican los productos. En un tiempo muy breve, las máquinas que ahora son tan bulliciosas llegarán a ser obsoletas. Y los grandes edificios, a pesar de toda su solidez, deberán reemplazarse algún día. Pero un negocio que es un símbolo puede sobrevivir siempre que haya seres humanos con vida… porque no está construido de materiales endebles como el acero y el hormigón. Está construido de opiniones humanas, las cuales pueden vivir por siempre. La buena voluntad de la gente es lo único que perdura en cualquier negocio. Es la esencia absoluta. El resto es secundario.» Herbert F. Johnson padre. Navidad de 1927.

Hoy sus palabras, en un año especialmente complejo, siguen teniendo todo el sentido. Son una clase magistral de aptitudes directivas y de visión de lo que debe inspirar a cualquier organización. En abril de 2018, SC Johnson actualizó su lema de ‘Una empresa familiar’, que comenzó en 1998, a ‘Una empresa familiar trabajando por un mundo mejor’, un propósito firme basado en una tradición familiar que permanece y que cada año, en estas fechas, recuerda a Herbert F. Johnson, padre la segunda generación de una familia empresaria que no olvida su historia.

Si quieres conocer más sobre la historia familiar de JC Johnson puedes acceder a esta página: https://www.scjohnson.com/es/a-family-company

Álvaro Elúa

Director general de PUENTIA