Palencia, una ciudad agradecida

Las fiestas de San Antolín son, de lejos, las más esperadas por los palentinos a lo largo de todo el año. En el ocaso del verano y a punto de iniciarse la actividad escolar, son la oportunidad perfecta para ponerle la guinda por todo lo alto al descanso estival. Y el Ayuntamiento, a la altura de las circunstancias, ofrece una programación festiva ambiciosa.

Cuando el coronavirus entró abruptamente en nuestras vidas, allá en el mes de marzo, los ‘sanantolines’ estaban aún lejos. Muchos pensaron que el hecho de ser una de las últimas fiestas de las grandes capitales beneficiaría. Después de la tormenta, la calma llegaría a tiempo para poder disfrutar como siempre de los festejos. Sin embargo, la realidad y la precaución se impusieron. Pronto comprendieron que la celebración en este 2020 iba a ser “otra cosa”. Así nació primero ‘Palencia Querida’, la respuesta municipal a la nueva situación que adaptó las actividades culturales a las circunstancias sin impedir disfrutar a los palentinos. En esa línea, otra iniciativa ‘Mira Palencia’, planteó una visión poliédrica de la ciudad para disfrutarla desde todos los puntos de vista posibles. Y quedaba uno, el más elevado, el que vigila la ciudad desde que hace 90 años el escultor Victorio Macho la instalara en el cerro del Otero.

Para los palentinos el Cristo del Otero es el símbolo. Un vigía que los mira o que viaja con ellos cuando están fuera. La escultura dedicada al sagrado corazón más alta de España, segunda de Europa y entre las 10 más altas de todo el mundo merecía una dedicatoria especial. 2020 era el momento. No hay mal que por bien no venga.

Desde PUENTIA debíamos alumbrar una campaña que se dividía en tres fases: antes, durante y después. Así, en los instantes previos entendimos la necesidad de generar interés y expectación ante lo que iba a suceder el 2 de septiembre en Palencia. Ese día la escultura iba a convertirse en un impresionante lienzo sobre el que no solo se proyectaría imágenes artísticas sino un sentido homenaje hacia todas aquellas personas que, de uno u otro modo, lucharon, luchan y lucharán contra la pandemia que ha cambiado nuestras vidas. El videomapping del Cristo del Otero era, ante todo, un homenaje.

Tuvimos claro desde el primer momento que era necesario implicar a la sociedad palentina en un acontecimiento en el que su principal símbolo iba a ser protagonista. Lo hicimos a través de testimonios donde representantes de diferentes barrios se mezclaron con palentinos ilustres y apoyados en un lema, ‘Prepárate, Palencia’, con el que se pretendía trasladar una idea. Lo que iba a pasar en la noche del 2 de septiembre de 2020 en Palencia jamás se había visto antes. Como si de una cuenta atrás se tratara, esa serie de videos finalizó con las palabras del alcalde palentino justo antes de iniciar el espectáculo. Durante esos días, las llamadas de atención ilustradas con increíbles imágenes del Cristo fueron una constante. La respuesta en redes sociales pronto se dejó notar.

La proyección fue espectacular. Retransmitida por redes sociales y en directo para todo el mundo y ante el asombro de miles de palentinos, que sumaron un motivo más para admirar a su Cristo convertido en embajador de gratitud hacia todas las comunidades españolas. Ese detalle fue una interesante caja de resonancia que llevó a la espectacular escultura palentina a medios de comunicación de toda España. A la vez, la campaña también buscó la ‘complicidad social’ de otros monumentos similares repartidos por todo el mundo.

Durante los días posteriores al evento la ciudad de Palencia, representada por su Cristo, cerró secciones de Cultura de informativos y acaparó páginas de periódicos. Y llegaba el momento de los agradecimientos. La campaña no se olvidó de todos los que lo hicieron posible, los palentinos que con su interés respaldaron el esfuerzo municipal por hacerles olvidar durante unos días que vivimos en una aparente distopía de la que esperamos ‘despertar’ para poder celebrar de nuevo con abrazos, bailes y el contacto humano que tanto echamos en falta. Pronto todo volverá a ser como antes y el Cristo del Otero seguirá cuidando nuestros pasos.