Fundador de Prada a Tope
Va para 78 años y mantiene intacta la mentalidad de aquel chaval que, de adolescente, salvó la tienda familiar de la quiebra. El mismo que a los 26 años descubrió que había mundo más allá del Bierzo en un viaje a Londres con su amigo Pedro Cotado, revelador, en el que reforzó una forma de pensar que hoy llaman disruptiva y que siempre se asocia a personalidades arrolladoras como la suya.
A José Luis Prada nadie lo conoce por su nombre y a su apellido le añaden un grito de guerra que hace de él una marca personal inigualable. ‘A Tope’ se podía leer en aquel coche que atravesó Europa entre la fascinación de dos chavales que soñaban con comerse el mundo cuando, camino de Calais, miraban boquiabiertos las catedrales de Notre Dame, Reims, Amiens y Chartres. Como los promotores de aquel patrimonio sacro que aún hoy siguen asombrando a la humanidad, Prada no para de poner piedra sobre piedra, sin marcarse metas, sin dejar de avanzar paso a paso, mientras lleva a gala una filosofía personal basada en el sentido común. Nadie se imaginaba que el primer lote de pimientos bercianos embotados por aquel comerciante nato enamorado de una tierra única de la que llegó a ser alcalde era solo el principio de una gran historia de autenticidad, esfuerzo y valores que hoy, en plena celebración de su 50 aniversario, sigue dando que hablar y no para de crecer bajo la batuta de un hombre sencillamente irrepetible.
PUENTIA: ¿CÓMO SE LLEVA ESO DE SER EL GRAN EMBAJADOR DEL BIERZO?
JOSÉ LUIS PRADA: Yo me dejo querer, hago lo que tengo que hacer como siempre hice y parece que la gente ve en Prada a un embajador. Pero yo sigo con la misma dinámica de siempre. Si hay alguien que viva en un lugar y no defiende su tierra, es muy ignorante. Hago lo que siempre hice. Vivo en El Bierzo y lo defiendo porque defender la tierra donde vives es lo más de lo más.
Tuve mucha suerte con ser del Bierzo y lucho para que la abulia y dejadez de la gente no deteriore la belleza del paisaje. No tiene que ver hoy con lo que era hace 40 años. Yo lo viví, pero a pesar de ello El Bierzo sigue siendo un lugar privilegiado.
P: SI HABLAMOS DE MARCA PERSONAL NINGUNA RIVALIZA EN CASTILLA Y LEÓN CON ‘PRADA A TOPE’
PRD: Se cumplen 50 años de Prada como empresa, pero yo ya era antes alguien que se salía de lo establecido. No era esnobismo. Hacía lo que me apetecía siempre y defendiendo mi postura y la de mi tierra. Me da mucha alegría y me satisface que se nos conozca. Es un orgullo, es gratificante y me anima para seguir adelante. Es el premio a un trabajo que a lo largo de los años no ha bajado en intensidad y que me da fuerza para seguir adelante.
P: TE SOBRA CARISMA, ¿HAS TENIDO ESTA PERSONALIDAD TODA LA VIDA?
PRD: Me sorprende que ahora con 77 años tengo la misma ilusión y la misma marcha porque soy así. Me sigue llenado el pecho de ilusión lo mismo que antes. Me emocionan muchas cosas. Que te reconozcan ese carisma es muy gratificante y me llena de orgullo.
P: TE GUSTE O NO ERES UN REFERENTE
PRD: Puede ser, pero en mi fuero interno pienso que no he conseguido cambiar nada. No me importa, pero al final ves que eso no cuaja. Queda bonito que la gente hable bien, pero después no te sigue nadie. Es muy difícil lograrlo, pero tengo el consuelo de que nuestro pequeño grano de arena ahí quedará.
Si haces las cosas y no las disfrutas, eso no conduce a nada. El gran problema de hoy es que se quiere abarcar más de lo que realmente se puede. Hay que adaptarse a lo que uno tiene y a las circunstancias de cada momento.
P: HOY SE HABLA MUCHO DE LIDERAZGO, ¿SE VE PRADA COMO UN LÍDER?
PRD: No soy un líder de nada ni de nadie, solo de mí mismo y de mis actos. No puedo ser líder como los de ahora, esos que se aferran al ‘relato’. ¿pero qué es eso del relato? La vida no es relato; son verdades y mentiras. Cuando vas con la verdad siempre ganas porque la verdad tiene un camino. Es inmutable; no la puedes cambiar. La sociedad pierde el sentido de la estética y de la verdad. Hay que ser íntegros, sanos y honrados.
P: PRADA FUE MUY PELEÓN. ¿SE HA TRANQUILIZADO CON LOS AÑOS?
PRD: Hace años me fastidiaba cuando veía que las cosas no iban bien. Hoy soy igual de peleón, pero sigo mi camino porque hoy no quiero perder el tiempo intentando cambiar el mundo.
P: CUANDO NO SE HABÍA OÍDO NI HABLAR DE ‘TIERRA DE SABOR’, LA MARCA DE CALIDAD QUE DISTINGUE A LOS PRODUCTOS DE CASTILLA Y LEÓN, PRADA YA VENDÍA EN TODA ESPAÑA PRODUCTOS DE SU TIERRA DE GRAN CALIDAD
PRD: Ahora todas las provincias tienen sus propios marchamos de calidad. Eso lo hacía yo en el 72 cuando salía con mi camión a todos los sitios. Hace 50 años aquello parecía raro porque nadie apreciaba lo que producía cada pueblo. La gente era escéptica y casi lo tomaba a risa. Era mi vida y hacía aquello para salir adelante con lo que tenía. No era ninguna innovación intentar vender lo que producía. Eso sí, en mi caso he perseverado porque creo en ello y eso quizá sea lo que marca la diferencia. Luego fueron haciéndolo los demás y es importante que así sea.
Cuando hago algo me agrada mucho ver que la gente sigue en la dinámica de los pasos que voy dando. Debemos creer en nuestra tierra y defenderla. Debemos conocer lo que hay en otros lugares, pero no dejar de lado lo nuestro. Vivir de lo que había es lo que hacía mi padre y mis antepasados y en el fondo eso no es más que el sentido común del agricultor de siempre. Ahora los gurús de la economía asesoran a las grandes empresas y les dicen que hay que diversificar riesgos y aprovechar el entorno. A mí me da la risa porque eso es lo que ha hecho toda la vida cualquier agricultor de cualquier pueblo de España. Y a esos gurús les pagan un dineral por razonar así. Es la tontería moderna que ha perdido el sentido de la estética y el sentido común
P: ¿SOÑASTE ALGUNA VEZ CON LO QUE HOY ES ‘PRADA A TOPE’?
PRD: Nunca soñé nada. Hago lo que tengo que hacer en el presente inmediato con fuerza, ganas, interés e ilusión. Nunca tuve una meta ni la voy a tener. Seguiré hasta donde llegue y si mañana me quedo en el camino, me quedo. Cuando alguien se pone una meta corre el riesgo de desilusionarse al lograrlo. Mi meta está en el infinito así que lo mío no va a acabar nunca. Los planes y las estrategias son lo que configura el deterioro total de la humanidad. Contrasta con nuestro patrimonio y nuestra historia, que no se destruye nunca. Las cosas ahora tienen valor para muy poco tiempo. Nuestro mundo, nuestra sociedad, se destruye hacia un pozo sin fondo. En lo que hacemos nosotros no hay líneas quebradas y siempre va en una misma dirección.
P: MEJORAR CADA AÑO LA REPUTACIÓN NO ES SENCILLO Y PRADA LO LOGRA, ¿CUÁL ES LA FÓRMULA?
PRD: Yo no cambio de dirección. Nadie te puede ver una flaqueza, que las hay, pero al final el conjunto y el marchamo del día a día allana todo lo posible el deterioro que pueda haber. Es igual que el cauce del Nilo o del Amazonas. Puede haber desviaciones, pero al final todos se integran en ese cauce que es la actividad del día a día. Son muchos años en la misma dinámica.
A veces, la gente iba al Bierzo a ver a un personaje estrafalario. El urbanita iba a ver a una persona excéntrica y eso me fastidiaba, pero ahora ya no. El que vive en la ciudad no entiende la filosofía del pueblo. Se habla mucho de volver a los pueblos, pero el que legisla vive en la ciudad y ni se entera de los problemas del pueblo porque los pueblos pequeños dan pocos votos.
P: DE PRADA SIEMPRE SE HA DESTACADA SU VERTIENTE HUMANA Y SOLIDARIA. AHORA LO LLAMAN RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL MUNDO DE LA EMPRESA
PRD: Parece que implicarse en causas sociales es algo novedoso, pero ¿habrá algo mejor que compartir con los demás cuando tienes algo? Eso siempre lo hubo. Yo lo aprendí de mi tío Santiagón, de quien todo el mundo hablaba bien porque era bueno con la gente. Lo viví y lo palpé. Quiero que las cosas sean buenas para mí y también para los demás si a mí me va bien. Es de sentido común que lo que hagas sea bueno para ti y para el entorno. La empresa debe ganar dinero para subsistir, sí, pero si solo buscas dinero tampoco es bueno. No debes crecer solo; debes hacer crecer a tu entorno.
P: EN 50 AÑOS HABRÁS RECIBIDO MUCHAS OFERTAS POR EL PALACIO DE CANEDO
PRD: El Palacio de Canedo lo cogimos en el 87 y aún seguimos haciendo cosas. Sí han preguntado por él, pero para qué quiero yo el dinero. Nunca lo voy a vender. Algo que has creado tú y lo disfrutas no tiene precio. Es cuestión de sensibilidad. Nunca tuve nada porque antes de tener dinero ya lo estoy invirtiendo. Si lo tienes, te acomodas. Y eso es el principio del fin.
Gandhi decía: “aunque lo que hagas sea insignificante, hazlo”. Y esa es mi filosofía. Poco a poco y paso a paso se hacen las grandes cosas. Así se hicieron las catedrales de Burgos, de León, las murallas de Ávila, el Palacio de Canedo en su momento… Esfuerzo y trabajo diario; lo demás es tontería.
P: DE DÓNDE VIENE PRADA, ¿CÓMO FUERON LOS ORÍGENES Y EL CAMINO HASTA AQUÍ?
PRD: A los 15 años, como no estudiaba, me puso mi padre al frente de la tienda, que no funcionaba, y tuve que empezar a hacer cosas y de los 15 a los 20 aquella tienda fue creciendo. A los 20 me fui a la legión y aprendí muchísimo. Aprendí a ser responsable, a diferenciar lo bueno de lo malo. De los 21 a los 25 años la gente dudaba de mí, pero yo hacía lo que tenía que hacer con una seguridad absoluta. Me ayudó mucho un viaje que hice a Londres el año siguiente con mi amigo Pedro Cotado. Vimos que el mundo iba por otros lados. Cuando volví al Bierzo y alguien me ponía en tela de juicio yo tenía muy claro que iba bien por mi camino. El mundo exterior siempre te enseña cosas. Lo importante es transmitir lo que ves para hacer mejor tu pueblo sin deteriorar su imagen, sus raíces y su historia. Yo no era innovador, pero vi lo bueno de otros sitios y me dije: esto es lo que hay que hacer.