Propietario del Club Atlético de Madrid
El informe Football Clubs Valuation: The European Elite, elaborado por KPMG para certificar el valor de empresa de los 32 clubes de fútbol más destacados del viejo continente, determina que el Atlético de Madrid ocupa el lugar número 13 en esa lista y le otorga un valor que en 2020 ronda los 1200 millones de euros, casi un 20 % más que un año antes. No parece casual que, en 2016, cuando comenzó a aplicarse este indicador, Miguel Ángel Gil Marín fuera elegido CEO europeo del año. Aquello solo fue el principio de un gigantesco paso adelante porque, desde entonces, la entidad rojiblanca ha doblado su cotización después de levantar seis títulos, expandirse internacionalmente y estrenar uno de los estadios más espectaculares del mundo tras su alianza con Wanda.
El artífice de ese éxito empresarial, paralelo al deportivo, es un hombre tan callado como cercano, un atlético de cuna y un ejecutivo que ha hecho de la templanza virtud, aprendiendo de un sufrido pasado y encarando sin miedo un futuro de alianzas estratégicas enfocado hacia la modernización de su buque insignia -la inauguración de uno de los estadios más modernos de Europa es la parte más visible-, y a la expansión de la entidad y, por ende, la de una marca que en la última década ha despegado aupada por los logros deportivos y el acierto en los despachos.
Propietario del 51 % de la entidad y responsable de muchos de los pasos que se han ido dando, Miguel Ángel Gil Marín sigue siendo ese hombre tranquilo que no se deja deslumbrar por los focos y que continúa disfrutando de la vida rural que le inculcó no solo el amor por los animales sino también el valor del callado y constante esfuerzo diario. Quizá por ello, y pese a ser considerado uno de los gestores más relevantes del planeta fútbol, procura mantenerse siempre en un discreto segundo plano. El lugar donde se encuentra más cómodo.
PUENTIA: Se habla de Miguel Ángel Gil como un directivo de perfil bajo y con unas enormes dotes para la negociación, ¿están en lo cierto?
MIGUEL ÁNGEL GIL: Los años y la dedicación dan la experiencia necesaria como para hacer las cosas mejor. La sobreexposición en este sector es mala, así como la vulnerabilidad. Hacer las cosas bien, de manera honesta y profesional, no tener hipotecas con nadie, te hace menos vulnerable.
Aprender de errores, saber esperar, saber escuchar y saber observar te hace mejor gestor.
P: ¿El enorme foco que la sociedad pone sobre el fútbol facilita la toma de decisiones del consejero delegado para seguir haciendo crecer la entidad? ¿Cuanta más atención se pone en el césped más desapercibida pasa la labor de despacho
MAG: La toma de mis decisiones está basada en la experiencia, en la paciencia, en escuchar a los directores de las distintas áreas del club, en analizar con rigor cada decisión, en aprender de los errores cometidos, en observar los errores de los demás…
La repercusión social y mediática acelera el crecimiento cuando lo haces bien y el equipo gana, pero facilita la combustión cuando los resultados deportivos son negativos.
P: Suyo es el liderazgo en los despachos. Su socio sobre el terreno de juego se llama Diego Pablo Simeone. ¿Cuánto le debe la marca Atlético de Madrid al director técnico, emblema deportivo de la entidad?
MAG: Es una relación de simbiosis donde ambas partes se benefician. Hemos crecido juntos. No dudo que juntos nos reforzamos y mejoramos el rendimiento que daríamos por separado. También estoy convencido de que este ciclo tiene un recorrido más allá del vencimiento de su contrato.
Diego representa el respeto a una profesión, el trabajo con pasión, la obsesión por competir, la ilusión por ganar.
P: ¿Qué le ha enseñado Diego Pablo Simeone sobre liderazgo y viceversa?
MAG: Que es esencial que la gente que debe ofrecerte su rendimiento crea en ti y en tu manera de trabajar. Y, sobre todo, que todos entendamos que hay algo por encima del interés particular, que es el interés común: el equipo, el club.
P: La reputación es clave para consolidar una institución. El informe de la consultora KPMG arroja unos datos espectaculares para la marca Atlético de Madrid. ¿Qué le dicen esos datos? ¿Está satisfecho por ese análisis que cada año señala al Atleti como una de las entidades más estables de Europa?
MAG: Nos indica que vamos en el buen camino. La estabilidad que nos dan los resultados nos permite crecer.
Facturar más de 400 millones, ser el cuarto en el Ranking UEFA, tener más de 130.000 socios y más de 35 millones de seguidores en redes sociales, nos da una muestra del camino recorrido.
El Atlético es uno de los grandes clubes europeos con mayor capacidad de crecimiento y eso lo hace aún más atractivo.
P: ¿En qué momento el Atlético de Madrid da el giro y pasa de ser aquel entrañable ‘pupas’ a una entidad moderna, referente en Europa y carismática?
MAG: Desde que adquiere la estabilidad necesaria. Cuando acabó el proceso judicial del club, el primer objetivo fue recuperar la competitividad, invertir todo y más en volver a tener un equipo como el que había en el año del descenso. Aquella era una muy buena plantilla que trabajó en un ambiente irrespirable.
Tras ese proceso, los resultados nos dieron la estabilidad necesaria para crecer como club. El segundo objetivo fue poner al club al nivel del equipo. Nuestro trabajo, junto con los cambios en el sector (control económico, venta centralizada de la TV, desarrollo de la marca LaLiga…), nos permitió poner al club al nivel actual y poder seguir pensando en crecer.
P: La expansión mundial de la marca es un factor determinante en ese crecimiento sostenido. En 2016 se unen a la familia Payán para crear el Atlético San Luis, que juega en la primera división mexicana. ¿Por qué dan ese paso y por qué en México?
MAG: México, como Canadá, suponen dos inversiones del Atlético de Madrid en Norteamérica, un mercado muy atractivo, con una gran capacidad de crecimiento. Tanto a nivel social, por el vínculo de los aficionados con nuestro club, como deportiva, por las nuevas competiciones con la MLS, y la posibilidad que dan esas ligas para el desarrollo de jugadores de nuestra Academia, así como por las sinergias comerciales, creemos que son inversiones acertadas.
Ojalá el tiempo nos dé la razón.
P: Otro de los valores del líder es el de la impecable gestión del talento. ¿Es otra de las claves de este Atleti ganador del siglo XXI?
MAG: Gestionamos el compromiso, el grupo, por encima de la individualidad. Gestionamos valores, formas de entender un trabajo. El talento sin esfuerzo no es suficiente.
La gestión de un vestuario pasa por la confección previa del mismo. El equilibrio entre talento y trabajo, experiencia y juventud, madurez e ilusión del que inicia, fuerte personalidad con carácter tranquilo. Es importante contar con un grupo ambicioso, con algunos vivos, pillos. Y es necesario un capitán que dé ejemplo diario dentro y fuera del campo.
P: En el ámbito empresarial, el valor humano del grupo también se cuenta entre esos activos intangibles que impulsan el crecimiento de una marca. ¿Es un factor diferencial del Atlético de Madrid respecto a otros clubes?
MAG: Mi labor es gestionar el club buscando y consiguiendo un equilibrio entre eficacia y valores. Gestionar el factor humano es esencial para alcanzar ese equilibrio tan difícil: por un lado, pasión, ambición, ego, vanidad, intereses, y por otro, valores, respeto a la esencia y, por consiguiente, a nuestros aficionados. Y cumplir con la que nunca miente: la cuenta de los resultados.
P: ¿Que en Madrid cohabiten dos grandes marcas futbolísticas ayuda o perjudica?
MAG: Sin duda nos ayuda a crecer porque nos obliga a hacer las cosas mejor, a intentar ser diferentes. De no hacerlo, la fuerza del Real Madrid nos hubiera reducido a la nada. Hoy podemos sentirnos orgullosos de que la mitad de la población de Madrid piense y sienta en rojiblanco.
P: Independientemente del resultado final, ¿qué supuso aquella final de Champions madrileña para el crecimiento de la ‘Marca Atleti’?
MAG: Las dos finales contra el Madrid ampliaron nuestra presencia en el mapa a nivel global. A pesar de la crueldad del final, nos hizo mucho bien.
También fue una demostración de Fair Play y convivencia entre aficiones rivales. Para la de Lisboa, teníamos marcadas las posibles paradas, restaurantes, hasta gasolineras. No hubo incidentes entre más de 40.000 aficionados de los dos equipos. Fueron un gran ejemplo.
P: Las redes sociales son ya parte de la estrategia de comunicación de una marca. ¿Cómo se lleva con ellas? ¿Cómo han ayudado al Atleti a crecer?
MAG: Yo no tengo perfiles personales en las redes sociales, pero entiendo su fortaleza. El Atlético de Madrid tiene más de 35 millones de seguidores y ello nos permite ofrecer nuestros contenidos directamente a nuestros aficionados e interactuar con ellos.
Hoy en día, la comunicación no se entiende sin ellas. Se han convertido en parte de nuestra vida y la adaptación a ellas es obligada.
También creo que, aunque marca tendencias, a veces distorsionan la realidad. Las minorías son más ruidosas, más enérgicas, más activas e interactúan más que las mayorías tranquilas.
P: Es complicado charlar con Miguel Ángel Gil y no abordar algunos temas de la actualidad del fútbol y del Atlético de Madrid.
Se está hablando mucho últimamente de la creación de una Superliga al margen de la UEFA, ¿cuál es la posición de su club?
MAG: El fútbol es una representación de la sociedad, y por ello, de las diferencias sociales y económicas.
Los clubes más poderosos no quieren compartir el valor de sus derechos con los más débiles.
UEFA tiene la responsabilidad y el compromiso de conseguir un equilibrio muy difícil de alcanzar, dejar medio satisfechos a todos. Debe proteger las ligas domésticas, y ello lo consigue manteniendo la vía de acceso a las grandes competiciones europeas, así como el mismo número de clubes por cada liga y los fines de semana que se dedican a las competiciones nacionales actualmente. Y por otro debe satisfacer a los poderosos consiguiendo mayores ingresos para los que regularmente disputan estas competiciones. Para ello es necesario actualizar el formato actual aumentando el número de partidos atractivos garantizados, lo que conllevará un mayor ingreso por televisión y patrocinios.
Esto último, junto con una mayor participación en la gobernanza y por consiguiente en la toma de decisiones respecto a los formatos y a la comercialización de los derechos, creo que permitirá conseguir ese difícil equilibrio.
P: Otro tema que está en boca de todos es el regreso de los aficionados a los estadios, ¿cuándo cree que esta posibilidad comenzará a ser una realidad?
MAG: El aficionado es el motor de nuestra actividad, todo nuestro trabajo gira en torno a él, trabajamos por y para ellos. El fútbol es pasión, y ésta la ponen esencialmente los aficionados.
El fútbol necesita urgentemente la vuelta del aficionado a los estadios.
Me consta que el Consejo Superior de Deportes quiere ayudar a los clubes porque entiende nuestra necesidad.
Creo que febrero será el mes clave para saber cuándo y en qué porcentaje podrán volver.
Ojalá el impacto sanitario de la Navidad no sea muy relevante y permita acelerar los plazos para la vuelta del público.
La vacuna y el crecimiento de población inmunizada es nuestra esperanza para terminar esta temporada con un porcentaje alto de público en los estadios e iniciar la próxima con total normalidad.
P: Centrándonos en el Atlético de Madrid, la pandemia les ha afectado como al resto de clubes, pero han conseguido mantener la competitividad de la plantilla en plena crisis. ¿Cómo se logra esto?
MAG: Asumiendo grandes riesgos. La gran mayoría de gestores y empresarios, en mi lugar, habrían optado por vender jugadores al inicio de la temporada para equilibrar el presupuesto antes de empezar la competición.
Hemos presupuestado la temporada con un déficit importante, sólo la parte de ticketing supone una reducción de ingresos de 70 millones de euros, además del resto de partidas afectadas en el ingreso como son las de televisión, patrocinios y competiciones UEFA.
La respuesta de nuestros patrocinadores, la esperanza de que el aficionado vuelva pronto al estadio, así como la confianza en que el primer equipo haga una buena temporada, y con ello, el valor de los derechos de los jugadores se mantenga o incremente, nos ha hecho tomar la difícil decisión de no vender al inicio de la competición y esperar que los mayores ingresos por resultados del equipo en competiciones europeas reduzcan el déficit presupuestado con el fin de que las ventas que se puedan producir a final de temporada sean poco relevantes.
P: Las Navidades no están sido tranquilas en el club. ¿Cómo se ha gestionado la salida de Diego Costa?
MAG: Todo jugador del Atlético de Madrid debe comprender que el grupo y el club están por encima de uno mismo. La ambición y los intereses son buenos, incluso necesarios, pero siempre que prime la ambición y los intereses del equipo por encima de los personales. Uno de los valores esenciales que nos ha permitido competir al nivel que lo estamos haciendo es el respeto. Aquel que no respete a sus compañeros, al técnico o al propio club no puede tener cabida en el vestuario.
Diego sabía que el club, jugadores y técnico querían ayudarle en su salida, pero siempre que su decisión no nos perjudicara.
Podíamos dejarle salir sin cobrar un euro siempre que no fuera a un club que compita por los mismos objetivos que el Atlético de Madrid. Así lo acordamos finalmente y Diego ha podido cumplir su deseo de salir en este momento de la temporada.
P: Y se encuentran también con la sanción de la Federación Inglesa a Trippier. Desde fuera es una decisión complicada de entender. ¿Nos puede aclarar este asunto?
MAG: Este es un caso completamente diferente al de Diego Costa, puesto que la decisión de no estar con nosotros no es suya, es de su federación.
Personalmente creo que es una sanción desproporcionada para el jugador y completamente injusta para el Atlético de Madrid. ¿Cómo es posible que el principal perjudicado por esta sanción, el Atlético, no haya sido parte en el procedimiento? Si el jugador ha cometido una infracción que no afecta a la competición, cómo es posible que el perjudicado sea el Atlético.
Que la Federación Inglesa sancione al jugador prohibiéndole jugar la eliminatoria de Champions contra el Chelsea, y que, casualmente, la sanción finalice cuando la selección inglesa debe jugar un partido oficial, da para pensar muchas cosas respecto a la integridad de la competición y la ética de una federación con mucha historia.
P: Siguiendo con nombres propios, el capitán del primer equipo, Koke, está destrozando todos los registros históricos del club y convirtiéndose en una de las grandes leyendas del Atlético de Madrid. Imagino que será un motivo de orgullo…
MAG: Siempre que hablamos del Atlético de Madrid, hablamos de valores, y creo sinceramente que Koke aglutina todos los valores buenos del deporte y del Atlético. Es el jugador que todo entrenador quisiera tener, el compañero que todo jugador quisiera tener, el jugador que toda afición quisiera tener, y por mi experiencia personal, el capitán que todo gestor quisiera tener.
Cuando el estadio le pitó por primera vez en su vida, tuvo la humildad y la fortaleza mental suficiente para conseguir que el sector del público que le pitaba cambiara de opinión gracias a su trabajo.
Estoy convencido de que terminará su carrera deportiva en el Atlético de Madrid y que será la leyenda que más partidos y títulos haya disputado y ganado con el Atlético de Madrid.