La sociedad de las pantallas

A lo largo de una vida solamente en ocasiones muy contadas el ser humano se cruza con alguien merecedor del adjetivo ‘sabio’. Ricardo Vaca es una de esas excepciones. El calificativo no se le atribuye en esta ocasión a un matemático brillante o a un eminente científico sino a un hombre que, como otros muchos, se enamoró de la comunicación pero, a diferencia de los demás, se ha preocupado toda su vida por entenderla. Diseccionándola, analizándola en su contexto y divulgando sus hallazgos para beneficio de sus coetáneos y de generaciones futuras. No hace falta vestir bata blanca para contribuir al avance de la sociedad.

Para muchas generaciones Ricardo Vaca es un recordado profesor de ‘Empresa de Radio y Televisión’, ‘Investigación de Audiencias’ y de ‘Estructura Audiovisual y Sistema Audiovisual’. En octubre de 2019 Vaca fue nombrado Profesor Emérito Extraordinario de la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad San Pablo.

Los más veteranos aún recordarán a aquel chaval que paseó su flequillo por los medios de comunicación desde que se licenciara en Ciencias de Información en la Universidad Complutense en 1977. El mismo que solo una década después ya era director general de la Cadena Rato y apenas tres años más tarde se convirtió en el primer director general de Onda Cero para ocupar después la Dirección de Expansión, Gabinete Técnico, Análisis y Comunicación en Antena 3 TV y Audiovisual Sport.

En esa carrera forjada desde la base que pronto cumplirá 45 años, se fue formando esa voz que hoy el sector escucha cada vez que emite un juicio. Esa reputación intacta hace de sus proyectos personales todo un referente, como la prestigiosa consultora audiovisual Barlovento Comunicación, de la que es fundador. Ese prestigio se puso también al servicio de la Academia de las Ciencias y la Televisión de España.

Libros, múltiples investigaciones que plasman en la teoría el éxito de una extraordinaria visión y multitud de reconocimientos entre los que brillan la Antena y el Micrófono de Oro jalonan la trayectoria de una de las personas que más sabe sobre comunicación audiovisual en España. El sabio Ricardo Vaca.

 

Una de las noticias cualitativas más relevantes del excepcional cambio de hábitos de consumo de los medios de comunicación audiovisuales en la ya era digital la conocimos en septiembre del año pasado, cuando la biblia del periodismo tradicional mundial, el diario New York Times, anunciaba que dejaba de publicar las parrillas de la programación televisiva, tras iniciarse en 1939 y una permanencia de 81 años en sus páginas. Un hecho que ha pasado ‘de puntillas’ en nuestro ecosistema televisivo-audiovisual.

Empero, uno de los hechos más sustantivos del análisis de la televisión de nuestro país en el ejercicio de 2020 lo encontramos en el extraordinario incremento del consumo de la oferta tradicional de televisión, que conocemos como lineal o flujo, y más tras medirse el consumo en diferido y en las segundas residencias, bien es cierto que potenciado con el viento alisio de la pandemia que vivimos.

Sin duda, parecen dos hechos incompatibles, dos realidades muy diferenciadas, dos mundos, pero que son armónicos en el actual contexto de poderío del gran binomio de la industria televisiva-audiovisual: la tecnología y los contenidos. Éste preside nuestra realidad fomentando una dedicación diaria de más de 10 horas a las distintos y variados dispositivos, a diferentes pantallas y sistemas de recepción de la señal audiovisual.

Es un axioma de nuestra actividad, la tecnología ha producido una mejora excepcional en el devenir de los medios de comunicación audiovisuales. Así, por ejemplo, la radio crece y crece con la irrupción del ‘transistor’, que posibilita aumentar y aumentar el número de los oyentes…. O cuando la radio comienza a emitir en estereofonía, con la ganancia en la gratificación de su audiencia…. En el caso de la televisión – por sólo enumerar algún detalle de la fortaleza tecnológica – sucede igual: la llegada del color, de la mejora de su señal ahora con el 4k o el 8K, que amplifica e incrementa la gratificación de los espectadores con una excepcional perfección en la narrativa audiovisual.

De otro lado, siempre, siempre, los contenidos fueron, son y serán el magma esencial de la industria, el motor que hace posible que el consumo televisivo-audiovisual sea la verdadera clave de bóveda de todo el ecosistema.

Hoy la aldea global es pura “imagen”, “la sangre” del sistema del ecosistema audiovisual… y si no, que se lo pregunten a los más del 2.000 millones de usuarios que sintonizan en el mundo con You Tube. Según nos indica la medición de Comscore en el mes de diciembre pasado, los españoles dedicamos 47 minutos a ver contenido audiovisual y consumir 14 videos por persona y día. Por sólo indicar un dato que nos sitúa en una novísima realidad digital.

Si se pondera el consumo tradicional de la televisión, que podemos denominar como la de toda la vida, el año 2020 nos deja importantes titulares sobre la “malísima salud de hierro” que rige la televisión y que cuenta con cuatro horas de consumo por persona y día, teniendo en cuenta a los que ven y no ven televisión. Porque si sólo se tiene en cuenta a los que cada día conectan la televisión, alrededor de 31,6 millones de españoles la vieron como promedio cada jornada en el conjunto de los 365 días del año pasado, el dato es rutilante: 5 horas y 37 minutos por espectador. La pregunta es obvia: ¿qué medio puede registrar esta dedicación por parte de los ciudadanos? La respuesta es más obvia todavía.

En la actualidad la medición del televisor en nuestro país permite controlar el tiempo de lo que se denomina en nuestro sector el consumo de “Otros Usos del Televisor”; es decir, el consumo que se realiza en los nuevos aparatos y que cuentan con la posibilidad de su carácter “híbrido”, que ya es un concepto primordial en nuestras vidas. Pues bien, este nuevo apartado, mide tres conceptos de consumo de video: internet, Play y otros consumos. En el año 2020 esta nueva medición nos deja un registro en la práctica de media hora por persona y día.

En resumen: el televisor de nuestras casas, ahora ya con las ofertas de “on y el off” en comandita, hace posible que los españoles, en redondeo, dediquemos cuatro horas y media diarias al electrodoméstico que transmite ideología. En un titular exhuberante: los españoles dedicamos dos meses y medio de un año completo a ver televisión.

Más, áñadase a gusto de cada lector, las casi dos horas de consumo radiofónico; las casi dos horas y media que dedicamos a “Internet”… con lo que se completarían las 9 horas por día de atención preferente a la televisión, a la radio y a internet….. E incluyan y sumen – por favor con mucha atención – el tiempo dedicado al móvil: cuántas veces lo encienden cada día o cuánto tiempo dedican en la cada jornada a hablar, enviar mensajes, ver contenido audiovisual o de otro tipo y a mantener y potenciar la conversación social en las redes….

Los españoles somos unos grandísimos consumidores gracias a la plétora de contenido disponible y a la variedad de las pantallas de las que gozamos, que fomentan una “nueva sociedad”.

Y en esta “sociedad de las pantallas” con una metamorfosis antropológica sin parangón en la historia de la humanidad que todos experimentamos a la vez, en un estado de permanente alerta on line, siempre dependientes, en una sociedad siempre conectada, que no descansa y que busca con “ansía viva” gratificación inmediata, en el aquí y en el ahora y con el triunfo de “la individualidad”, “el selfie” y “el algoritmo”…

La misión de la televisión fue, es y seguirá siendo una verdadera necesidad para “encontrarnos” y para “hablarnos”. Precisamos, hoy más que nunca, un ágora social que nos vertebre en un paisaje y espacio compartido que haga posible “un tiempo de diálogo permanente” y ahí la televisión es protagonista por ser transversal y más necesaria que nunca.

Coda: ya en la era digital, la pandemia ha corroborado la excepcional fortaleza de la industria televisiva-audiovisual.

Ricardo Vaca Berdayes

Presidente ejecutivo de Barlovento Comunicación