La oportunidad de una red internacional de investigación en Covid

Los ingenieros están habituados a enfrentarse a grandes proyectos. Por eso, el reto de dirigir la Clínica Universidad de Navarra jamás ha superado a José Andrés Gómez desde que en 2005 tomara las riendas del que hoy por hoy es el hospital privado con mayor reputación de España; una institución sin ánimo de lucro con 2.900 empleados y una facturación anual de 215 millones de euros.

Este titulado en ingeniería industrial sigue construyendo el futuro del centro cuya Dirección General ocupa sin caer en el aburguesamiento de quien se ve en la cúspide de la sanidad privada española. Exitoso gestor de instituciones educativas hasta 2004, de la experiencia en las aulas aprendió el valor de vivir para evolucionar y crecer. Así, ha sido pieza clave de la expansión de la Clínica a Madrid, donde abrió en 2017 su sede y, pese a competir en un mercado exigente, la ha situado entre las referentes de la capital de España en un tiempo record.

Pero este ingeniero -miembro de la Junta directiva de la federación Nacional de clínicas privadas y patrono del instituto de investigación sanitaria de la comunidad foral de Navarra- se ha propuesto modelar el futuro sin dejar de construir y ampliar horizontes. Por eso la Clínica Universidad de Navarra puede presumir también de contar con la Unidad de Protonterapia más avanzada de Europa.

Seguir haciendo mayor lo que ya es grande supone un desafío gigantesco. El reto que necesitan personas como José Andrés Gómez Cantero para mejorar nuestras vidas y hacer que cada minuto de las suyas merezca la pena.

 

No hay memoria en el mundo de una pandemia con un impacto socioeconómico y sanitario como el que ha provocado el Covid 19. La sacudida que ha desatado a todos los niveles, la rapidez y la intensidad con la que ha afectado a todos los países del mundo, ha supuesto un punto de inflexión en muchos aspectos, desde la manera de entender la propagación de las enfermedades a la forma en la que veníamos haciendo las cosas más rutinarias poniendo a prueba la capacidad de adaptación del ser humano.

Desde que en 2003 se registró en el mundo el primer brote por SARS Cov1, el coronavirus precursor de este Covid 19, los microbiólogos ya anticiparon una situación de pandemia como esta con la que nos encontramos, porque el fenómeno de la globalización ha alcanzado ya a los microorganismos, para los que no hay barreras geográficas. La ausencia de estas barreras hace posible que una enfermedad que surge en un pequeño mercado de una ciudad en China se haya extendido por todo el planeta en cuestión de semanas.

La diferencia de este con el brote de 2003 es que el primero no se transmitía con tanta facilidad como lo hace el Covid 19. La situación actual sería muy diferente si hace 17 años hubiéramos empezado a investigar los coronavirus… probablemente podríamos haber contado con un tratamiento eficaz y tendríamos más probabilidades de tener una vacuna. Era solo cuestión de tiempo que se produjera una situación que, desafortunadamente, no hemos sido capaces de gestionar con anticipación en ningún país del mundo.

Y la realidad es que esto, lejos de ser una situación puntual, que pasará y nos devolverá a nuestra normalidad anterior, va a ser una norma. Los expertos internacionales nos advierten que hemos entrado con un ciclo en el que, a lo largo de los próximos años, vamos a vivir nuevas pandemias provocadas probablemente por un coronavirus o un virus de la gripe aviar o porcina, y con origen en países donde hay una cercanía muy estrecha entre el hombre y los animales.

Las enfermedades infecciosas no habían acaparado hasta ahora los titulares de la actualidad sanitaria internacional, como sí lo han hecho otras enfermedades, y hasta ahora habían quedado en un tercer plano en la financiación de los proyectos de investigación. Esta situación cambia radicalmente con el panorama actual.

Como hospital académico, la Clínica ha respondido ante esta situación en el terreno de la investigación, además de la asistencia clínica a los enfermos. Actualmente tenemos abiertos seis ensayos clínicos y diferentes proyectos de investigación en reposicionamiento de fármacos, comparación de técnicas diagnósticas y proyectos de investigación clínica sobre la respuesta inmune de pacientes y factores predictores de la mortalidad.

En la Clínica Universidad de Navarra nos ha servido para dar forma a un programa de investigación centrado en enfermedades infecciosas. Es cierto que no partimos de cero porque ya contamos, de hecho, con varias líneas de investigación de relevancia internacional. Se trata, en su mayoría, de líneas centradas en enfermedades hasta ahora más propias de los países en vías de desarrollo que de lo que mal llamamos ‘el primer mundo’, precisamente por nuestro espíritu como hospital académico y como entidad sin ánimo de lucro que tenemos la Clínica y la Universidad en su conjunto.

Unificar estas líneas de investigación ya consolidadas (en infecciones asociadas a dispositivos médicos, en el control de la brucelosis animal, que indirectamente repercute en la brucelosis humana, en el control de vectores en malaria y en resistencias antibióticas) con los proyectos de investigación que se han puesto en marcha en torno al Covid nos permite contar con una base sólida a la que ahora nos toca dar forma.

En el Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra, del que formamos parte junto con el Cima Universidad de Navarra, el Complejo Hospitalario de Navarra y Navarra Biomed, sí contamos ya con la experiencia de un grupo consolidado de investigación básica y clínica en enfermedades Infecciosas.

Sin embargo, una cosa que el Covid 19 nos ha puesto blanco sobre negro, además de la urgencia de una preparación previa y una inversión en investigación tanto en equipos como en recursos, es la necesidad de generar una red coordinada de investigación a nivel internacional. Si algo estamos comprobando en estos meses es que los esfuerzos aislados sirven de bien poco en una situación global en la que es prácticamente imposible que una misma institución cuente con el máximo nivel de conocimiento en epidemiología, biología viral, patogenia del virus, manifestaciones clínicas…

Estamos en un momento en el que contamos con tecnología y herramientas que nos permiten establecer una red mundial de colaboración bajo la dirección de una estructura internacional entre instituciones con un alto nivel de conocimiento en cada una de las áreas que, de manera coordinada, puedan avanzar en el conocimiento del virus, de sus vías de contagio, en el desarrollo de vacunas y de tratamientos eficaces.

Del mismo modo que este virus ha demostrado que no tiene fronteras, tenemos ahora la oportunidad de iniciar el primer gran proyecto de investigación global, en el que los centros de investigación de manera coordinada pongamos nuestros mejores recursos al servicio de una situación de emergencia como la que estamos viviendo.

José Andrés Gómez Cantero

Director general Clínica Universidad de Navarra