Cuando Antonio Garamendi (Getxo, Vizcaya, 1958) toma la palabra en nombre del empresariado español ante las más altas esferas del Estado, sabe perfectamente por dónde pisa. El hombre elegido en noviembre de 2018 para erigirse en portavoz e interlocutor de un colectivo esencial para el devenir de un país sostenido por el sector servicios, lleva muchísimos años tomándole personalmente el pulso a la realidad diaria del mundo de la empresa.
Metal, Construcción, Inmobiliaria, Seguros y Hostelería son los ámbitos donde el presidente de la CEOE tiene desde bien joven su trinchera, el campo de pruebas que le permite hablar con absoluto conocimiento de causa cuando se trata de reivindicar, de anticiparse a las necesidades o de solucionar un incipiente problema que también sufre en sus propias carnes cuando se produce.
Suya es la responsabilidad de transmitir el sentir de un sector que vive con especial inquietud estos tiempos pandémicos de los que muchos no van a salir bien parados. Una responsabilidad que no le es ajena pues desde hace décadas ocupa cargos de relevancia desde los que depende el futuro de miles de personas. Así sucedió entre 2014 y 2018, cuando presidió CEPYME, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa.
Fue el penúltimo paso hasta la fecha de una carrera en la que se ha ido forjando una reputación de hombre dialogante desde que, casi imberbe, fundó la Asociación de Jóvenes Empresarios del País Vasco (AJEBASK). De allí pasó a convertirse en máximo responsable de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (CEAJE) y, poco más tarde, en presidente de la Confederación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (CIJE). Si alguien estaba preparado para presidir CEOE ese es Garamendi, quien también ha presidido en otras épocas la Comisión de Energía y la de Creación de Empresas de la propia Confederación y la Confederación Española del Metal (CONFEMETAL).
Más allá del mundo de la empresa y perfectamente consciente de su responsabilidad ante la sociedad, Garamendi pone su talento y su talante al servicio de la Fundación Ayudare, dedicada a la apertura de pozos de agua potable en Etiopía. Es, además, miembro de los Consejos Asesores de la Cátedra Internacional ‘Mujer, Empresa y Deporte’ de la Universidad Católica de Murcia y de Mujeres AVENIR demostrando que las virtudes para liderar han de ser compatibles con la sensibilidad al tiempo que agudizan los sentidos de la humanidad y la empatía. Porque solo tomando plena consciencia de lo que sucede a nuestro alrededor y sus consecuencias se puede aspirar a convencer al mundo de que debe hacer lo correcto.
El tratamiento de la empresa española para la reconstrucción económica de España
La complicada situación económica desencadenada por la pandemia de COVID-19 está poniendo en serio riesgo la continuidad de la actividad de muchas empresas y autónomos que, pese al enorme esfuerzo realizado, no están pudiendo hacer frente a las limitaciones derivadas de la pandemia.
Con todo, hemos de aferrarnos a la esperanza que nos da la ciencia, con el inicio de la vacunación de la población. Por tanto, es previsible que, durante 2021, la situación sanitaria mejore, según indican los expertos en epidemiología. Pero no podemos olvidar en ningún momento la otra gran pandemia: la económica.
Esta otra pandemia ya se ha extendido mucho más de lo que cabría esperar en un principio, cuando las medidas de restricción a la movilidad y de aforos parecían cuestión de meses. Pero ya sabemos que esto no es así, por lo que se hace imprescindible reforzar las medidas de apoyo al tejido productivo español.
Sabemos empíricamente por otras crisis que es el arrojo, la valentía de tantos y tantos empresarios y autónomos lo que nos puede hacer superar situaciones económicas complejas; arriesgando su patrimonio y jugándoselo todo por creer en un proyecto y por confiar en este gran país.
Por ello, todo lo que no sea contribuir a corto y medio plazo a salvar tejido productivo, aplicando el tratamiento necesario en cada sector, supondrá un mayor hundimiento de nuestra economía y, lógicamente, hará que la recuperación se prolongue más en el tiempo y sea más difícil borrar las cicatrices que este contexto postcrisis.
Ante este escenario, desde CEOE venimos poniendo de relieve la importancia de que el Gobierno adopte medidas ambiciosas para dar respuesta a esta situación, de forma que ayuda, en lo posible, a generar estabilidad y certidumbre.
El próximo 31 de enero concluye la última prórroga de las facilidades para el acceso a los ERTE, que sin duda han contribuido a salvar muchos puestos de trabajo.
Por tanto, las empresas españolas comienzan 2021 sin este horizonte clarificado. Es evidente que no podemos volver cerrar las negociaciones para una nueva renovación en el último minuto.
Planteamos también la necesidad de seguir ampliando las medidas de apoyo en forma de financiación, fiscalidad y agilización de trámites burocráticos, entre otras.
Pero desde CEOE, y por tanto desde la empresa española, no solo planteamos demandas; también nos implicamos y corresponsabilizamos para ayudar a salir de esta crisis.
Lo hemos hecho durante la peor fase de la pandemia, poniendo en marcha desde Fundación CEOE el proyecto ‘Empresas que ayudan’, para canalizar, a través de nuestra estructura, las necesidades existentes y la ayuda que las diferentes empresas podían ofrecer, pese a encontrarse ellas mismas en dificultades.
Nos corresponsabilizamos también mediante la elaboración de propuestas sólidas y argumentadas para que la gestión de los fondos de reconstrucción de la Unión Europea sea ágil en España y aprovechemos al máximo estos recursos.
En concreto, hemos formulado 21 iniciativas estratégicas de país, que trasladamos al Gobierno y que, de ser atendidas, contribuirán a buen seguro a forjar una reconstrucción robusta, que no solo sirva para volver a la situación anterior a la pandemia, sino que introduzca y consolide una serie de transformaciones económicas y sociales que necesita nuestro país.
En concreto, estas iniciativas están organizadas en torno a cuatro ejes principales: digitalización; transición ecológica; cohesión social y territorial e igualdad de género.
Son cuatro cimientos de reconstrucción y transformación de nuestra economía que permitirán que avancemos mucho más rápido y más fuertes en estas cuestiones prioritarias para cualquier sociedad avanzada como la nuestra.
En suma, dejamos atrás un año muy difícil, pero España cuenta con sus empresarios y autónomos para la reconstrucción. Lo que se debe garantizar por parte de las administraciones es estabilidad institucional, certidumbre, medidas de apoyo suficiente y salvaguardar el acceso de la empresa a los fondos para la reconstrucción de la UE. Todos dan lo mejor de sí cada día para seguir construyendo, y así va a seguir siendo.
Antonio Garamendi
Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE)