Quienes han trabajado a su lado, destacan de Marta Martínez que ha sabido pisar el acelerador o el freno según convenía y en el momento preciso, que hace gala de una sensibilidad, un tacto y una generosidad únicos para motivar e implicar a su equipo, que atesora visión estratégica y de futuro, sabe mantener la calma y comprende las tendencias en un contexto histórico de vaivenes y cambios permanentes donde lo que hoy está vigente mañana es obsoleto. Esas virtudes desplegadas a lo largo de los 17 últimos años, le valieron a finales de 2019 el Premio MC a la Directiva del Año; otra muesca en la exitosa trayectoria de esta ejecutiva forjada desde la Vicepresidencia mundial de Ventas de Servicios de Infraestructuras, la Dirección General de IBM Global Technology Services o la Presidencia de IBM España, Portugal, Grecia e Israel.
Martínez siempre suma. Por eso punta de lanza de su sector y modelo de liderazgo. Porque representa un valor seguro en un entorno en constante y profundo cambio, y más en este mundo postpandemia.
La pandemia ha forzado a las empresas a acelerar su transformación digital para sobrevivir y, en la medida de lo posible, adaptarse en tiempo real a un contexto de cambios impredecibles. En el caso de España, dado el profundo impacto del COVID-19 tanto desde el punto de vista sanitario como desde el económico y empresarial, esta tendencia está siendo aún más pronunciada.
Si en términos globales 6 de cada 10 organizaciones han acelerado su transformación digital durante la pandemia, en España son 7 de cada 10 las empresas que están apostando por priorizar la digitalización en los próximos dos años, según una encuesta reciente de IBM a más de 3.800 altos directivos de 20 países. Se trata del país cuyos ejecutivos apuestan de una forma más decidida por la flexibilidad y la simplificación de procesos, buscando el beneficio que ofrecen tecnologías como la nube, la inteligencia artificial y la automatización.
Ahora bien, este sentido de urgencia necesita expandirse a los activos más valiosos de las empresas: sus empleados.
La investigación sobre COVID-19 y el futuro de la empresa a la que pertenece la encuesta citada muestra que aunque las compañías se han apresurado a adoptar nuevas tecnologías, muchos de sus empleados se sienten estresados y hasta sobrepasados. Los ejecutivos consultados reconocen el problema. De hecho, consideran que empleados quemados, competencias desfasadas y complejidad organizacional son los principales escollos para su avance hoy y en los próximos dos años.
Una cosa es modernizar las herramientas de trabajo de forma acelerada, y otra muy diferente esperar que los empleados se adapten rápidamente al tsunami de cambios que están viviendo. Para tener una visión más completa de la situación, IBM ha realizado una investigación sobre el impacto de la pandemia entre los consumidores. Pues bien, la gran mayoría de los españoles viven constantemente preocupados por la segunda ola del virus, algo que para el 50 % de los encuestados está afectando a su salud mental o a la de las personas de su entorno.
La encuesta pone de manifiesto además que los empleados consideran que sus jefes no están haciendo lo suficiente para ayudarles a navegar estos retos, a pesar de que los ejecutivos se ponen buena nota. Queda patente que existe una brecha entre lo que los ejecutivos creen ofrecer y lo que los empleados efectivamente perciben.
Otra dimensión relevante es la extensión del teletrabajo y sus implicaciones. En el caso de España, el 45 % de los encuestados querría seguir trabajando exclusivamente desde casa o acudir a su lugar de trabajo sólo esporádicamente. Si bien esta fórmula ofrece muchas ventajas, tanto en un contexto de pandemia como en el largo plazo, también puede afectar a las conexiones interpersonales que ayudan a definir muchas culturas corporativas.
Lo que deja claro la investigación es que los líderes de negocio planean poner más énfasis en el desarrollo de capacidades operativas en los próximos dos años. Se prevé que prioricen áreas como la seguridad laboral, las competencias de los empleados y la flexibilidad. Es una buena noticia, puesto que los ejecutivos tienen que enfocarse en dos áreas críticas para las personas de la organización: la mejora de procesos y tecnologías para empoderar a la gente que los usa y un liderazgo empático y transparente.
Escuchar a las personas y facilitarles las herramientas digitales que les permitan ser productivos y servir mejor al cliente final nunca ha sido tan importante.
Lo hemos visto, por ejemplo, en la colaboración de IBM con Cisco Webex para facilitar la educación a distancia a decenas de miles de estudiantes de nuestro país y de muchos otros países de Europa y del mundo. Voluntarios de IBM han ayudado a profesores y alumnos a conectar virtualmente para dar continuidad a su labor lectiva en esta época de pandemia. Desarrollar estas competencias digitales para apoyar modelos de educación en remoto o semipresenciales está siendo crucial.
Más allá de lo relacionado con la tecnología y las nuevas formas de trabajo, la pandemia tiene unas implicaciones personales para los empleados de enorme importancia. De hecho, muchos siguen conjugando sus responsabilidades profesionales con nuevas necesidades familiares, como hijos que estudian desde casa, clases que se interrumpen y la incertidumbre general por la evolución de la situación y las posibles restricciones a afrontar. Más que nunca, necesitan flexibilidad y apoyo para mantener su compromiso y productividad a la vez que gestionan las disrupciones sociales.
En IBM, muchos empleados hemos adoptado la iniciativa “compromiso del trabajo desde casa”, que surgió de forma espontánea al darnos cuenta de los retos que estábamos enfrentando para gestionar la nueva realidad. Desde la empatía y el deseo de mejorar ese precario balance entre lo laboral y lo personal, este compromiso nos anima a abrazar la adaptabilidad y el respeto a las circunstancias de nuestros colegas en nuestras formas de trabajo. Se trata de introducir, por ejemplo, limitaciones en el número de videollamadas, ajustar horarios para atender a la familia o asegurarnos de que estamos ahí para apoyar a quien lo necesita en un determinado momento.
Una organización flexible que se transforma rápidamente en respuesta a una crisis debe ganarse la confianza de sus empleados. Cómo les tratemos ahora tendrá un gran impacto en las percepciones y el valor de cara a futuro. Claramente, hay una oportunidad enorme para los líderes que sepan merecerse esa confianza.
Marta Martínez
Gerente general IBM Europa, Oriente Medio y África