Antes que rector, Ricardo Rivero (Palencia, 1969) era ya una de las mentes españolas más preclaras en el ámbito del Derecho Administrativo. Quizá por eso, con menos de 40 años confiaron en él, por mayoría absoluta, para el cargo de Defensor Universitario; con 40 tempranos se puso al frente, como decano, de la histórica Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca y, sin haber cumplido 50, alcanzó el sillón rectoral de la Universidad más antigua de España, ocho veces centenaria, una de las más longevas de Europa y Alma mater de la Educación Superior en el continente americano, donde los estatutos de la Casa de Estudios salmantina son la génesis del desarrollo de la enseñanza universitaria.
Orgulloso heredero intelectual y firme defensor de los preceptos de Miguel de Unamuno, su más célebre predecesor en el cargo, Rivero sigue fiel a los cánones de la Escuela de Salamanca al tiempo que reivindica ese papel del Estudio Salmantino como puente académico entre Europa y Latinoamérica perpetuado a lo largo de los siglos. Esos lazos se personifican en él como experto de referencia en su campo para numerosas instituciones de la otra orilla del Atlántico. Del mismo modo, representa también el esfuerzo, tanto intelectual como físico, como autor o director de numerosas publicaciones de referencia, como docente que no ha renunciado a sus clases a pesar de ser punta de lanza y como atleta aficionado capaz de levantarse a ‘poner las calles’ para cumplir con su ritual matutino. Mens sana in corpore sano. Vítor.
Castilla y León es tierra de puentes, una región articulada por la cuenca hidrográfica del Duero, el Dorium y sus afluentes, versificados por Unamuno:
“Arlanzón, Carrión, Pisuerga,
Tormes, Águeda, mi Duero
Lígrimos, lánguidos, íntimos
Espejeando claros cielos,
Abrevando pardos campos,
Susurrando romanceros”
La lectura de este poema de don Miguel evoca una serie de lugares emblemáticos, míticos: Toro, Tordesillas, Zamora, Valladolid…, nombres repletos de historia, de fondos profundos y reputaciones conservadas. El valor de sus piedras refleja miles de años de civilización, de logros humanistas, de señeros hitos en León, Segovia, Ávila, Soria, Burgos…
Un viaje a cualquier lugar de Iberoamérica confirma las coincidencias de topónimos. Argentina, México, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay, Bolivia, Costa Rica…marcan sus mapas con ciudades que replican el nombre de nuestras capitales y villas, porque su historia es la nuestra, compartimos las fuentes de la cultura y la memoria.
“De azores castellanos nació el cóndor que sobrevoló los Andes”, recuerda la casa familiar de San Martín, el libertador, en Cervatos de la Cueza (Palencia). El general zamorano Morillo se batió contra Bolívar, ganándole varias batallas (también alguna a las tropas de Napoleón). Cuán necesario recordar a quienes tales hazañas hicieron, paisanos nuestros memorables.
Otros anteriores trazaron el surco de la dignidad: los buenos jueces de Castilla, las Cortes de León, los defensores de los derechos de las gentes y quienes se identifican con nuestra guía espiritual, la que el inolvidable Jiménez Lozano escribió, a la par que escribía biografías de San Juan de la Cruz, Santa Teresa, Fray Luis de León, poetas-puente entre el pasado y el porvenir.
Decíamos ayer…, El nombre de la Universidad de Salamanca es reconocido por esta y otras frases al otro lado del charco. Además de la historia y sus protagonistas, son muchos los presidentes, ministros, célebres profesionales del sector público y privado formados en nuestras aulas, así que acuden convencidos, cada vez que reciben la llamada de su Alma mater.
Esos líderes llevan la impronta del estudio salmantino, pero también reconocen las señas de identidad de nuestra tierra. Son a menudo los mejores embajadores posibles de España, de Castilla y León. ¿Por qué no recurrir a ellos para que difundan en red los encantos de nuestra cultura, para que contribuyan a nuestra imagen en el mundo?
Tendamos puentes, comprendamos la importancia de la comunicación, el derecho al que Vitoria dedicó sus lecciones, la capacidad de los seres humanos de transmitirse mensajes de concordia, solidaridad, comprensión. Las instituciones hemos de ocuparnos en esa tarea, apoyarnos en quienes mejor la saben realizar.
Los cielos claros de estos días nos ayudan a pensar, a reflexionar sobre nuestras circunstancias. Otros antes superaron todas las dificultades, mucho mayores, nos enseñaron de lo que eran posible, conservando su reputación siglos más tarde. Sigamos su ejemplo: Unamuno, Fray Luis, Santa Teresa, doctores del estudio de Salamanca, de España y de América. Vítor.
Ricardo Rivero
Rector de la Universidad de Salamanca