Javier Riquelme es uno de esos visionarios digitales con capacidad para contextualizar y dimensionar unos avances a punto de llevarnos a experiencias que ni siquiera imaginamos. Después de algunos ensayos fallidos parece que internet, ahora sí, está preparada para convertirse en una realidad paralela, valida y casi tangible para la que se necesitan guías y arquitectos como Riquelme, uno de los grandes expertos españoles en el Metaverso, esa Ítaca moderna donde nos prometen que todos los sueños se harán realidad o, al menos, realidad virtual.
Especialista en ver donde el resto del mundo solo mira, gracias a su experta mano conocemos a fondo el último de los grandes reclamos tecnológicos desde que Mark Zuckerberg, en una astuta maniobra publicitaria, nos despertara la curiosidad.
Al igual que pasó hace algunos años con las redes sociales o las aplicaciones móviles, hoy en día hay un concepto que está empezando a coger cada vez más fuerza entre la gente, y ese no es otro que el del Metaverso.
Pero… ¿qué significa realmente este término y cómo cambiará nuestras vidas?
El Metaverso (o Metaversos, porque son varios) es un mundo virtual al que nos conectaremos utilizando un dispositivo en el que puedes proyectar un gemelo virtual de ti mismo (avatar), y que consigue que nos sumerjamos y podamos interactuar con otros usuarios como si realmente estuviéramos dentro de él.
Es lo más parecido a teletransportarse a un mundo totalmente nuevo desde tu casa, conocer a gente de todas partes del planeta y realizar todo tipo de actividades mediante gafas de realidad virtual, ordenadores, smartphones o tablet.
De alguna forma, hablamos de algo que podría convertirse en la siguiente evolución de internet, o de su extensión, conectando más aún el mundo real con espacios virtuales 3D compartidos, persistentes y vinculados al mundo real. Es verdad que la creación de escenarios y mundos virtuales donde cada persona crea su propio avatar e interactúa con otros usuarios no es nada nuevo: la industria de los videojuegos, por ejemplo, lleva casi dos décadas desarrollando juegos de este estilo.
Pero lo que se pretende ahora es que las personas no solo naveguen por diversión, sino también que lleven a cabo actividades productivas como tener reuniones de trabajo, mejorar la logística de las empresas (con el ahorro que eso supone) o visitar un museo en el otro lado del mundo sin moverte de tu casa.
Cómo decía al principio de este artículo, lo que llamamos Metaverso en realidad (y de momento) no es solo uno, sino que son varios metaversos. Tenemos Axie Infinity, Decentraland, The Sandbox, Metahero… Incluso Meta (antes Facebook) o Microsoft están trabajando en crear sus propios metaversos, y permiten a los usuarios navegar y explorar un mundo virtual que se extiende más allá de la realidad física. Ya es posible, desde hace un tiempo, acudir a un concierto, presenciar un desfiles de modelos (virtuales), jugar o tener una junta directiva en cualquiera de estos mundos.
La pregunta es, ¿hay espacio para todos los metaversos? Y otro tema interesante. ¿Podrán coexistir los metaversos? ¿Habrá interacción entre los mundos virtuales o serán universos independientes entre sí? En realidad, tal y como se está gestando el Metaverso, la situación va a ser similar a la que nos encontramos en la Internet actual.
Siempre se la ha llamado la red de redes, porque consiste en una gran red mundial que se asienta en redes más pequeñas de ordenadores, servidores y otros dispositivos y tecnologías que hacen posible la comunicación entre ellos. A pesar de sus diferencias. Precisamente ése era uno de los propósitos iniciales de Internet: comunicar cualquier máquina entre sí, pese a sus especificaciones, sistemas operativos, etc.
En la práctica, lo que conocemos como Internet cubre un amplio espectro de servicios. Redes sociales, páginas web, correos electrónicos, mensajería instantánea, streaming en directo, plataformas de vídeo, videollamadas, música online, juegos online… Y aunque hay ciertas interacciones entre ellos, en realidad cada plataforma y/o servicio funciona por su cuenta, independiente al resto. Tienen cosas en común, como que su contenido se hospeda en servidores, emplean los mismos lenguajes y estándares, pero no siempre son compatibles entre sí.
En el Metaverso, o en los metaversos actuales, sucede algo parecido. Todos parten de la misma idea, crear mundos virtuales en los que el usuario está representado por un avatar. A partir de ahí, los hay que emplean blockchain, otros tienen sus propias tecnologías, los hay con su propia criptomoneda, los hay que se enfocan al sector profesional, otros al usuario medio, etc. Y, por ahora, todos conviven y coexisten sin problemas.
Es evidente que el Metaverso tendrá un gran impacto en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con el mundo. La adopción de esta tecnología cambiará radicalmente el mundo en los próximos años, proporcionando nuevas formas de interactuar y nuevas experiencias para los usuarios. Se cree que en 2026, la gente pasará el 20% de su tiempo en el Metaverso, de la misma manera que hoy lo hacen en redes sociales como Tik Tok o Instagram.
A medida que la tecnología continúe avanzando (sobre todo con la llegada de los ordenadores cuánticos y la estandarización del 5G), el Metaverso se convertirá en una parte integral de nuestras vidas, tanto personales, como laborales; y nos traerá nuevas formas de relacionarnos con la educación, la industria, la moda, el gaming o los deportes (y otros muchos campos más).
Y al igual que pasó con la llegada de Internet, de las Redes Sociales o de las Apps, que trajeron nuevos trabajos y nuevas profesiones; el Metaverso generará un nuevo ecosistema laboral nunca visto, con profesiones nuevas y otras que antiguas (y quizás un poco olvidadas) pero que serán fundamentales.
Dos ejemplos, para una nueva profesión tomará importancia la figura del Host, esa persona que te hará de guía por los entornos virtuales y te podrá ayudar a moverte por un hotel, un museo o cualquier recinto.
Para una profesión antigua, una figura que va a tomar mucha importancia es la de los filósofos; ya que en estos mundos virtuales en los que creamos nuevas fronteras de la civilización, no hay estado de derecho, ni espacios comunales ni de fraternidad, cada uno de nosotros es un avatar y hay empresas privadas poniendo sus propias reglas de juego. Por lo que se necesitarán normas legislativas y morales para dotar de estructura y sentido a este «nuevo mundo».
La Revolución Industrial fue uno de los mayores saltos hacía adelante en la historia de nuestra civilización, con la llegada del Metaverso pasará lo mismo.
Nos vemos virtualmente 🙂
Javier Riquelme
Responsable de Negocio Digital Ole Agency