Del trending topic a la tendencia. El marketing habla español 4

Se calcula que los idiomas están compuestos por aproximadamente un 30 % más de las palabras que aparecen en sus diccionarios oficiales. Haciendo caso de esa regla y teniendo en cuenta que el diccionario de la RAE contiene en torno a 90.000 palabras, podríamos afirmar que nuestro idioma se maneja con cerca de 120.000 vocablos. Basándonos en ese mismo razonamiento, el inglés superaría con creces el medio millón de voces.

¿Complejo de inferioridad? En absoluto. Una de las grandes diferencias reside en la polisemia de nuestra lengua, donde una misma palabra se aplica a diferentes significados en función del contexto en el que se utiliza, algo que también sucede, como no, en el campo del marketing -mercadotecnia para los puristas-.

El inglés tiende a utilizar palabras homófonas. Se pronuncian igual, pero se escriben de forma diferente. También ahí cobra sentido el contexto y esa sería una de las explicaciones a la mayor variedad de vocabulario de los hijos de Shakespeare.

Esto también ayuda a entender que prácticamente cada voz inglesa utilizada en marketing tiene su equivalente español. Unas cuajan, otras lo intentan sin éxito y otras logran imponerse entre los hispanohablantes a base de no perder la fe. Insistiendo y sin desalentarse. Comenzando como el uso residual hasta lograr desbancar a la palabra dominante. Y haciéndolo, en la mayoría de ocasiones, sin neologismos o contracciones imposibles a las que sí es muy dado el inglés.

En esta cuarta entrega de terminología de marketing en la lengua de Cervantes veremos algunos ejemplos. La buena aceptación de las tres anteriores (entrega 1, entrega 2 y entrega 3) nos sigue motivando a continuar con una serie que, de un modo cercano y desenfadado, pretende ponernos frente al espejo para volver a lanzarnos un mensaje. Utilicemos el español, ese puente que une orillas y llega a todos los rincones, sin ningún tipo de complejo.

Demos paso pues a otras 10 nuevas joyas de nuestra colección:

Webcam / cámara web

Cámara digital conectada a un ordenador que permite transmitir imágenes por internet. La webcam llegó con fuerza y, sin haberla perdido del todo, se fue desinflando para dejar paso a la cámara web que, poco a poco, ha ido incluso perdiendo su apellido.

Streaming / emisión en directo

Las cámaras nos permiten retransmitir en streaming y a fuerza de hacerlo, hemos terminado por retransmitir o emitir en directo con total naturalidad. Uno de esos ejemplos en los que la claridad de la expresión se impone a la economía del lenguaje.

Website / sitio web / página web

Colección de páginas web relacionadas y comunes a un dominio o subdominio de internet.

En los inicios de internet, finales de los 90, hablar de website suponía estar a la última. El término fue rápidamente desbancado por el sitio web o la página web, pero aún pervive como embajador del postureo más ‘chic’ entre los pocos hispanohablantes que aún se resisten a dejar de utilizarlo.

Trending topic / tendencia

Palabras o frases más empleadas en la red social Twitter en un momento determinado. Su forma abreviada es TT.

Durante años el trending topic reinó en las redes sociales. Eran los tiempos del Follow Friday (FF) y la inocencia era la nota dominante en lugares como Twitter. A medida que maduramos como usuarios también lo hizo la crítica, la acidez, la mordacidad y el uso del lenguaje, en uno de esos pocos casos donde además de arrimar el ascua a su sardina, el idioma español economiza más que el inglés. Win win.

Target / público objetivo

Grupo de personas al cual se dirige una marca, campaña, producto o servicio.

A pesar de su fuerza inicial, primero asociado a la publicidad y el marketing tradicional y más tarde en lo relativo a las audiencias de medios, la expresión en castellano fue ganando terreno hasta conquistar otro territorio. Hoy, como otras muchas, se utiliza en el mundo del marketing con absoluta normalidad.

Spam / correo basura / correo no deseado

Correo electrónico no solicitado que se envía a un gran número de destinatarios con fines publicitarios o comerciales.

En español y en inglés representa lo mismo: una molestia innecesaria. En un primer momento, nuestra lengua optó por la rudeza. Llamándolo ‘basura’ no solo recalcábamos su nulo valor sino la molestia que representaba. Con el tiempo aprendimos a refinarnos para traducirlo directamente del inglés y ser más políticamente correctos. Sigue siendo un deshecho, pero ahora ‘no deseado’.

Staff / personal

Conjunto de trabajadores fijos de un organismo o empresa, que en muchos casos ocupan puestos de mayor visualización.

Hay vocablos ingleses que nos remiten al postureo, a la new age o lo aparentemente moderno. Uno de ellos es staff, esa palabra inglesa que durante años hemos visto estampada en las camisetas de los trabajadores de ciertas tiendas y con las que, probablemente, han logrado buenas facturaciones, pero poca cercanía con el cliente. Utilizar la opción en español no solo reivindica un idioma sino que también humaniza en cierta forma el trato. Estrecha la relación entre vendedor y cliente. Y eso quizá sea menos cool, pero también da réditos.

E-commerce / comercio electrónico

Transacción comercial realizada a través de medios telemáticos.

Otra de las grandes diferencias entre el español y el inglés es la pronunciación fonética. Mientras los hispanohablantes pronuncian lo que leen, los angloparlantes hacen desaparecer letras. Quizá esa sea una de las claves que ‘mataron’ el e-commerce en favor del comercio electrónico, ya incorporado de pleno derecho.

Trading / comercio

Técnica de compra y venta de acciones en el mercado bursátil.

Solo en contextos muy específicos se utiliza la voz inglesa para definir esta acción. El comercio bursátil está muy normalizado ya en todas las orillas donde domina el español.

Roaming / itinerancia

Posibilidad de un dispositivo inalámbrico de utilizar una cobertura de red distinta de la principal para atender llamadas telefónicas o navegación en internet.

Los teléfonos móviles introdujeron el término inglés en nuestras vidas y durante años nos costaba entender de qué se trataba. Lo descubríamos a las bravas al cruzar una frontera o simplemente al acercarnos. La factura del mes siguiente nos sacaba de dudas. Poco a poco la itinerancia, más comprensible y sencilla de explicar, fue ganando terreno hasta hacerse también con este feudo.