Atapuerca, tender puentes para preservar nuestra memoria biológica

Un artículo publicado en 1997 en la prestigiosa revista Sciencie presentó en sociedad al Homo Antecessor, la evidencia de que por Europa ya caminaban hace casi un millón de años protohombres altos, fuertes y de mirada dura. Eudald Carbonell fue coautor de aquel revolucionario artículo, firmado junto a Juan Luis Arsuaga y a José María Bermúdez de Castro y que, entre otros muchos reconocimientos, les valió un Premio Príncipe de Asturias. Su nombre, y el del yacimiento de Atapuerca que dirige junto a sus dos compañeros y en el que se encontraron las evidencias reflejadas en el artículo, alcanzó dimensión mundial, acentuada en su caso por una imagen icónica, la del salacot que protege siempre su cabeza.

Bajo ese inconfundible complemento se esconde un prehistoriador licenciado en Filosofía y Letras, doctorado en Geología del Cuaternario y en Geografía e Historia que en 1999 fue nombrado catedrático de Prehistoria por la Universidad Rovira i Virgili. Pocas personas en el mundo saben más que Carbonell sobre los primeros pobladores de nuestro planeta. Los hallazgos de Atapuerca hicieron aumentar exponencialmente esos conocimientos. El popular yacimiento burgalés no deja de arrojar evidencias desde que en 1978 se iniciaran las primeras excavaciones. Más de cuatro décadas después ese lugar es un complejo retrato de la evolución humana; un emblema convertido en Patrimonio de la Humanidad y sus codirectores, expertos mundialmente reconocidos que desde 1991 dan la cara para continuar la senda iniciada por Emiliano Aguirre.

El hombre del bigote y el salacot destaca también como divulgador y autor de numerosos ensayos en los que expone su visión de la condición humana. Eudald Carbonell es miembro del Capítulo español del Club de Roma y de la Academia de Ciencias de Nueva York. En el año 2000 recibió la Medalla Narcís Monturiol al mérito científico y en 2009 fue galardonado con el Premio Nacional de Cultura.

 

El topónimo Atapuerca se ha convertido con el tiempo en un proceso multidimensional, que engloba el EIA (Equipo de Investigación de Atapuerca), los YA (Yacimientos de Atapuerca), la FA (Fundación Atapuerca) y el SACE, (Sistema Atapuerca Cultura de la Evolución). Además, cuelga de ello el MEH (Museo de la Evolución Humana), el Centro de Acceso a los Yacimientos (CAYAC), el Centro de Arqueología Experimental (CAREX), todos en Burgos y sus alrededores. Además de este HUB, está conectado vitalmente al nacimiento del CENIEH (Centro Nacional para el Estudio de la Evolución Humana, y a la propia UBU (Universidad de Burgos).

No podemos olvidar al resto de centros de investigaciones y universidades vinculadas al Proyecto Atapuerca como el Instituto Catalán de Paleoecología y Evolución Social (IPHES) y la Universidad Rovira i Virgili (URV) en Cataluña, , así como el Centro Mixto (entre la Universidad Complutense de Madrid -UCM- y el Instituto de Salud Carlos III) de Evolución y Comportamientos Humanos, las universidades Complutense de Madrid y de Alcalá de Henares, en la comunidad de Madrid o la Universidad de Zaragoza.

Todo este clúster de instituciones nacionales más las internacionales que no citamos aquí, han permitido desarrollar un proyecto científico, cultural y turístico de amplio espectro, con un gran impacto social académico.

Todo ello no hubiera sido posible sin haber desarrollado las tres patas que los codirectores del proyecto Atapuerca (Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y yo mismo) y el EIA fuimos construyendo con la perspectiva de que la investigación de alto nivel, la socialización y la academia constituirían la idea central de todo este proceso.

Con el tiempo se ha ido ejecutando el programa general establecido de manera secuencial, hasta alcanzar la madurez actual. Los resultados parecen obvios después de más 40 años de excavación en los yacimientos de la sierra de Atapuerca, centenares de publicaciones científicas en las más reputadas revistas internacionales, decenas y decenas de tesis doctorales, exposiciones y presentaciones de ponencias en congresos en distintos países del mundo, seminarios nacionales e internacionales, libros y ensayos, han formado parte del proteoma de Atapuerca. No debemos olvidarnos de las campañas sistemáticas de comunicación a través de periódicos, revistas y redes sociales de todo tipo, así como el uso de plataformas de comunicación de manera sistémica.

En la actualidad, Atapuerca es un proceso que se ha convertido en un modelo que integra todos los componentes de la formación de consciencia social y conocimiento de la evolución humana.

La formación y entreno científico y metodológico de centenares de investigadores procedentes de todo el mundo, desde la propia perceptiva del trabajo de campo que se ejecutan en verano, así como en los diferentes másteres y doctorados de las diferentes universidades, han sido objetivos también prioritarios.

Haciendo una retrospectiva de todo lo que estamos explicando vemos que en la génesis hace 40 años se trataba de un pequeño proyecto de investigación que con el tiempo se va ampliando y haciendo complejo pasando a convertirse en diferentes proyectos de investigación hasta transformarse en un programa de investigación y social de gran envergadura.

Una de las características de este proceso es que desde del principio, siempre fue dirigido y ejecutado por investigadores y personal español, hasta que en los últimos 15 años y de forma voluntaria lo ampliamos a todos los países del mundo que han querido colaborar, convirtiéndose de esta manera en un programa universal.

Con mucha probabilidad, este programa de investigación se encuentra entre los más importantes y representativos que ahora mismo nuestra especie está ejecutando en el planeta. Con esta visión, en 2014 organizamos en Burgos el Congreso Internacional de Prehistoria y Protohistoria de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (UISPP). De esta manera queríamos enseñar al mundo este Patrimonio de la Humanidad concedido el año 2000 por la UNESCO, completando y haciendo efectivo nuestro interés, para que Atapuerca trascendiera como proceso estructurado y también como sistema de información de la evolución de nuestro género.

En Atapuerca hemos encontrado en los distintos yacimientos todas las especies que vivieron en Europa los últimos 1,5 millones de años, probablemente Homo erectus, Homo antecesor, Homo heildebergensis, Homo neanderthalensis y por supuesto Homo sapiens, toda la memoria biológica de nuestro género en Europa.

Estos descubrimientos no solamente nos han permitido conocer la memoria biológica, sino que también nos han permitido conocer la evolución geológica, ecológica y climática, así como toda la tecnología utilizada por las distintas especies para sobrevivir en medios hostiles y cambiantes.

Eudald Carbonell Roura

Codirector del Proyecto Atapuerca