Espero en sostenibilidad
Los sectores público y privado reconocen en Antonio Lucio a la gran autoridad española en el ámbito de la sostenibilidad, una disciplina a la que Lucio ha consagrado su trayectoria y de cuya importancia esencial en nuestras vidas ya advertía cuando ser sostenible sonaba muy lejano. Constatada hoy socialmente la trascendencia de esa práctica convertida en actitud vital para dejar un futuro habitable y con garantías a quienes vienen detrás, Antonio Lucio continúa siendo el gran prescriptor, especialmente en lo tocante a la movilidad que, diseñada y ejecutada desde la perspectiva sostenible, garantizará el bienestar de miles de millones de ciudadanos. Este planteamiento, aún con mucho recorrido por delante, sigue necesitando masa crítica formada por personas como él, que saben advertir los riesgos y las necesidades, que siguen siendo bastiones formativos para concienciar a las nuevas generaciones y que atesoran el suficiente talento y la tenacidad necesaria para continuar perseverando como piezas de un engranaje que jamás debe dejar de avanzar hasta alcanzar el objetivo.
PUENTIA: ¿Llegaremos a 2030 con los ODS cumplidos?
ANTONIO LUCIO: En general no. En particular alguno sí se logrará. En este sentido son interesantes los objetivos locales. Cada país, región y ciudad tiene unos objetivos que responden a sus necesidades y es muy importante saber adaptar esos objetivos generales a las necesidades particulares de cada país y de cada ciudad. Lo importante es que avancemos en esos objetivos. Todos son importantes, pero debemos tener claro que los objetivos globales son un instrumento. Se ha exagerado el protagonismo de los objetivos sistémicos globales. Algunos de ellos son muy importantes, pero doy mucha más importancia a la narrativa local.
P: En esa narrativa local hay colectivos que juegan un papel muy importante
AL: Así es. Es muy importante el papel de las Asociaciones de Vecinos. Son claves para la gestión de la movilidad. En un polígono empresarial no basta con que las empresas dialoguen con la administración; también se deben implicar los vecinos y entre las tres partes deben lograr una gestión de la movilidad mucho más inteligente y eficaz.
El carsharing del que ahora se habla tanto empezó como una iniciativa social y ciudadana. Después las empresas lo intentaron mejorar con la gestión empresarial. En algunos casos lo hacen mejor, en otro no porque falta la concienciación que sí se genera en el vecindario y la relación con los proveedores. No tengo claro que las empresas lo estén haciendo mejor. Debería haberse dejado desarrollarse más tiempo sin buscar el rendimiento empresarial y luego ya las empresas podrían haber entrado a escalar y hacer más eficiente el modelo.
Reivindico la importancia de la ciudadanía en los entornos locales tanto como interlocutor para la mejora de la movilidad como también en clave de iniciativa ciudadana generando soluciones y planteamientos de movilidad.
P: Ahora que miramos con recelo a la Inteligencia Artificial, ¿cómo valora el papel que ya está jugando en el ámbito de la sostenibilidad dentro de las empresas?
AL: La Inteligencia Artificial, como la tecnología en general, puede ser buena o mala dependiendo del uso que se le dé y también corremos el riesgo de banalizar las soluciones que ofrece. Puede ofrecer buenas posibilidades, pero aún no sabría decir de qué forma.
Aplicado al ámbito de la movilidad, todos los avances relacionados con big data, modelización, visualización, modelización… ofrecen posibilidades positivas pero va a depender de que haya inteligencia colectiva humana y tradicional cuyo primer ámbito de expresión son las políticas públicas donde se toman decisiones que tienen que ver con infraestructuras, con regulaciones, con fiscalidad. No podemos ser optimistas porque cada vez hay más polarización, más demagogia en el ámbito de las políticas públicas. Los spin doctors que se dedica al greenwhasing de la política se imponen sobre los profesionales de las políticas públicas. Así, el escenario de inteligencia colectiva en el escenario de las políticas públicas no es optimista.
Se puede aplicar la Inteligencia Artificial al diseño de servicio y puede haber servicios de movilidad donde la IA juegue a favor por su capacidad prospectiva. El vehículo autónomo tiene muchas posibilidades, pero no por si solo sino si va acompañado de otros muchos elementos que tienen que ver con políticas públicas, con eficiencia en las empresas y con el sentido de la responsabilidad individual y colectiva en las empresas.
P: Las alianzas son esenciales en la estrategia de las empresas, ¿en qué medida son también positivas para la movilidad sostenible?
AL: Las empresas son importantísimas. Es uno de los focos más importantes y prometedores porque en la lógica empresarial está la lógica de la eficiencia en la logística, de la calidad de vida y del buen clima laboral. Estoy encontrando acciones muy interesantes y ambiciosas en ciertas empresas con sentido estratégico y profesionales muy implicados con esa visión. Lo que se puede hacer desde las empresas o los polígonos industriales son focos. La localización de las empresas, su ubicación, es uno de los puntos clave para introducir medidas de mejora de la movilidad con un grado de iniciativa y creatividad empresarial muy grande. Es clave el entendimiento y el dialogo inteligente con las administraciones públicas.
Muchas de las cosas que hablamos en torno a sostenibilidad y a movilidad requieren una localización geográfica para actuar desde ella con eficacia. En eso los cluster empresariales son de una importancia prioritaria.
P: ¿Le preocupa el greenwhasing?
AL: Es el riesgo de que en el departamento de comunicación de la empresa se impongan sobre la gente experta. Es importante que en el ecosistema interno de cada empresa, los especialistas de movilidad sean respetados y que sean los prescriptores en este sentido para las políticas de comunicación. Que se haga y se comunique a partir de su conocimiento, su capacidad y su trabajo.
P: ¿Se está banalizando la sostenibilidad en el ámbito empresarial al ser un argumento tan positivo como recurrente?
AL: Así es. Esa banalización es un riesgo percibido y es muy importante que la sociedad sea crítica, que los actores sociales denuncien eso si se produce porque, además, es una competencia desleal. En casi todos los sectores empresariales hay empresas que actúan con seriedad y responsabilidad y no puede ser que otros que no cumplen se dediquen al maquillaje comunicativo. Es muy importante velar por el rigor y la seriedad en la comunicación que forma parte de la ventaja competitiva en las empresas y esta debe responder a una verdadera ambición y eficacia relacionada con el comportamiento ambiental.
P: ¿Vivimos una época dorada para la movilidad sostenible en las ciudades?
AL: No. Vivimos e un momento en el que se habla mucho de ello pero en términos de proveer nuevos servicios, pero no se trata solo de generar nuevos servicios e movilidad sino de ser consciente de cuál es nuestra realidad, nuestras necesidades y qué es lo que queremos.
Mediáticamente sí que hay información sobre el surgimiento de muchas cosas relacionadas con la tecnología. Se ha generado una especie de optimismo tecnológico que parece que se puede aplicar a la movilidad. Los datos importantes los encontramos en la Encuesta Domiciliaria de Movilidad donde encontramos datos que nos deben hacer ser muy críticos y nada complacientes.
Así las cosas, vivimos una época dorada en cuanto a la creatividad del sector privado ofreciendo herramientas tecnológicas pero vivimos en una época en la que el vehículo privado sigue aumentando su cuota respecto al transporte publico y hace falta un debate sereno con buena información y datos atinados para analizar en qué vamos bien y en qué vamos mal.
P: Hace falta, por tanto, más autocrítica
AL: Sí, porque el grado de intensidad de la oferta de servicios tecnológicos no debe nublarnos la visión respecto a dónde estamos y dónde queremos ir. Las tecnologías por si mismas no van a generar los impactos positivos que a veces se dibujan en los medios de comunicación. Deben ir acompañadas de políticas públicas, de un planteamiento de valores y de conductas personales y colectivas y de una buena logística y una gestión eficiente en términos de objetivos y de instrumentos.
Los medios de comunicación son muy amigos de hacer información sensacionalista en clave optimista cuando surgen oportunidades tecnológicas pero, cuando pasa un cierto tiempo y no se cumplen esos objetivos tan exageradamente optimistas, tienden a la desmitificación. En todo esto, sin embargo, hay un aspecto muy positivo. Es lo que ha supuesto el teletrabajo respecto a la movilidad en las áreas metropolitanas.
P: Hablar de movilidad sostenible va mucho más allá que hablar de descarbonización, ¿verdad?
AL: La movilidad y la descarbonización tienen una relación de absoluta simbiosis porque la descarbonización de los sistemas metropolitanos de movilidad es un indicador sintético de los mas importantes y nos da muchas claves, aunque no es el único objetivo al que deben responder las acciones de mejora de la movilidad por parte de administraciones, empresas, ciudadanos o sociedad en general. Hay objetivos de mejora complementarios a la descarbonización como es la calidad del aire y, por tanto, la reducción de los principales contaminantes asociados a la movilidad que afectan a la salud. Ese es un objetivo muy importante que puede entrar en cierta contradicción, desde el punto de vista tecnológico, con el CO2.
Te pongo un ejemplo. Cuando se aprueba la Ley de Calidad del Aire en 2007 se introduce vía enmienda en sede parlamentaria la modulación del Impuesto de Circulación en función de las emisiones de CO2. Eso supuso incentivar los vehículos de diesel, que emite menos CO2 por litro y kilómetro recorrido. Eso motivó una incentivación de un tipo de vehículos que, en términos de calidad del aire, son mucho peores que los vehículos de gasolina.
Han pasado 16 años y se supone que el debate público ya es mucho más maduro y consciente de este tipo de cosas. El objetivo de calidad del aire es importantísimo, como también lo es el objetivo de salud vinculado a hábitos. Una movilidad activa es lo que necesitamos para mejorar la salud y combatir un problema como el sedentarismo. Debemos caminar más y usar más la bicicleta, cuyo uso y fomento es un indicador cualitativo de la buena gestión de la movilidad en una ciudad. Requiere una gestión muy inteligente, sutil, hábil. El uso de la bicicleta es un buen bioindicador cualitativo. Dar oportunidad a la bicicleta es sinónimo de buena gestión.
P: Pero no son los únicos objetivos…
AL: Efectivamente, hay más. Otro muy importante es la eficiencia económica de la logística de una ciudad. No tiene sentido que con unas capacidades ilimitadas de viario tengamos ese viario saturado con viajes innecesarios y absurdos cuando tenemos otros que son absolutamente necesarios. Hablo del abastecimiento de la ciudad y toda la gestión económica de la misma.
Igualmente es un reto y un desafío acabar con el absurdo de lo que ha supuesto el comercio electrónico en cuanto que hasta el 40 % de la movilidad asociada al comercio electrónica son entregas fallidas o devoluciones. Hay un desafío importantísimo por ese lado en cuanto a la eficiencia en la logística.
P: El desafío también debe ser social
AL: Por supuesto. No podemos tener castigados a los usuarios del transporte público a la congestión del viario. El desafío es priorizar el transporte público.
El autobús necesita plataformas reservadas para no sufrir congestión. Es un aspecto social esencial. También hay que pensar cómo mejoramos la intermodalidad y la conectividad desde las terminales de transporte público a los destinos; la última milla. Este es otro aspecto fundamental con unas connotaciones sociales, económicas y ambientales. A todo esto hay que sumar el reto de la accesibilidad universal pensando en las personas que tienen capacidades diferentes o las personas mayores.
Otro desafío importante es el que tiene que ver con los niños tanto desde el punto de vista educativo como desde el del propio transporte. Tenemos un problema de sedentarismo con los niños y la experiencia de ir al colegio es esencial desde el punto de vista educativo y desde el proceso de autorresponsabilización.
P: ¿Qué papel juegan la digitalización y la tecnología?
AL: Uno muy importante. La movilidad está vinculada a ello y nos jugamos mucho en hacerlo bien y no de manera banal. Y otro desafía muy importante es la movilidad territorial. La movilidad es el principal elemento que nos exige ser inteligentes, eficaces e inclusivos al pensar cómo ubicamos en el territorio y en el espacio los lugares de residencia, trabajo y ocio, con qué tipología y cómo se conectan. El objetivo es lograr la ciudad de los 15 minutos, que es una narrativa para expresar un objetivo asumido por todos con sensatez desde siempre como es el beneficio de tener cerca las necesidades. Eso es lo que ahora predomina porque es una movilidad muy eficaz e inclusiva.