Damos La Cara. Empresas familiares al servicio de un país

Casi nueve de cada diez empresas españolas en funcionamiento tienen su origen en la tradición familiar. Han sobrevivido de generación en generación. De hecho, la longevidad media de la empresa familiar (33 años) prácticamente triplica a la de aquellas que no lo son. Su solidez se cimenta en el enorme potencial de unos valores perpetuados en el tiempo y en una trayectoria acreditada. Prestigio, reputación y marca muy consolidadas.

Como consumidor, la empresa familiar forma parte de nuestra vida. Desarrollando todo su catálogo de virtudes logra algo extremadamente complicado, ganarse nuestra confianza, hacerse un hueco entre nuestras emociones. Somos algo más que clientes. Son algo más que proveedores.

Por eso se nos quedan grabados en la mente los gestos de las empresas familiares antes y después de la crisis derivada de la pandemia del coronavirus. Los pasos grandes -aviones fletados por Inditex y cargados de material sanitario en el punto más álgido de la escasez inicial- pero también otros muchos -iguales e incluso mayores en proporción- que a lo largo de las últimas semanas han puesto de manifiesto el enorme ejercicio de responsabilidad del empresariado familiar español.

El Instituto de Empresa Familiar ha querido agrupar todos esos pasos al frente a través de la campaña #DamosLaCara, que nos permite dimensionar lo que, desde toda España, las empresas familiares han hecho por este país en uno de los momentos más cruciales del último siglo. A ese compendio de iniciativas apasionantes se siguen sumando día tras día multitud de empresas que en los últimos meses han acudido a la llamada de la solidaridad y de la responsabilidad.

Las empresas familiares de nuestro país suponen el 57,1 % del PIB español y representan el 67 % del empleo privado. Mientras adaptaban su plantilla y su producción a las nuevas circunstancias, jamás perdieron de vista lo que sucedía en su entorno desde mediados de marzo. Y se pusieron a manos a la obra. La mayoría en silencio; desde la discreción. Devolviendo a la sociedad parte de lo que está les da en una etapa en la que reaccionar con rapidez ha salvado muchas vidas. Enarbolando la bandera del liderazgo y haciéndola ondear más allá de empresas que, en muchos casos, se vieron obligadas parar. Y en medio de la inquietud por el futuro, solo una certidumbre, la de que los suyos las necesitaban.

Quienes fueron consideradas esenciales protegieron a su gente, garantizaron suministros y, como todas las demás, tendieron la mano para ocuparse de lo más importante porque lo demás se irá solucionando poco a poco. Porque dieron la cara desde el primer día se han hecho merecedores de que se conozca todo lo que han hecho. Así lo entienden sus impulsores. Es hora de que España conozca su ejemplo y de que obtengan un merecido reconocimiento. Damos La Cara se sirve de pequeños videos explicativos donde poner, negro sobre blanco, qué ha hecho cada uno en estos días grises. Es también una manera de recordarnos que no debemos olvidarnos de su enorme esfuerzo cuando retomemos el día a día que nos arrebató el COVID-19.